Uno de los trucos más eficaces es valerse de los archivos. El diseñador entra en contacto con las raíces, con los pilares fundacionales, aspirando a entender a fondo los dominios sobre los que reina, empapándose de la historia en un ejercicio de aprendizaje y humildad. De ahí extrae una serie de claves que puede reinterpretar. Ese retorno al pasado le concede una narrativa que vertebra su trabajo, cierta legitimidad, y además le regala una proyección a futuro; un espacio sobre el que construir. Aunque la pátina de prestigio y el uso de referencias no siempre basta para concebir una colección potente, es una herramienta que ayuda a salir del paso. Otro instrumento clásico: traerse a las celebridades, a las musas. Jonathan Anderson ha hecho ambas cosas en estos meses introductorios en Dior: propuesta textil petada de alusiones a los tiempos primigenios de la casa y vinculación oficial con figuras públicas que acostumbraban a acompañarle en Loewe. ¿Arranque espectacular? No, pero sí socorrido.
Dior Homme, primavera-verano 2026
Quien sí ha seducido con su aproximación ha sido Demna. Su estrategia ha consistido en crear personajes que definen el nuevo Gucci y enseñarlos al mundo a través, primero, de un catálogo de imágenes que recuerda a los retratos familiares y, segundo, de un cortometraje estrenado a lo grande. Nada de desfiles (la alfombra roja era el desfile). El descaro y la pomposidad caricaturesca de esos seres (la galerista, el niño de mamá, el fiestero, el rompecorazones, la drama queen, Miss Aperitivo…) sintoniza de maravilla con el espíritu de la firma italiana, y el acierto no solo se ha limitado al marketing, pues los looks aúnan los componentes que venimos desgranando: en ellos se percibe la trayectoria de Gucci (elementos que evocan temporadas precedentes e incluso duplicados de diseños anteriores) y la trayectoria de Demna (en los zapatos, por ejemplo), sin por ello remitir a un idioma caduco o trillado. La mezcla se ha orquestado con tino, reflejo de un engranaje cuyas piezas encajan de manera orgánica. El público, en consecuencia, se declara satisfecho y expectante. Bravo.
Gucci, primavera-verano 2026
Gucci, primavera-verano 2026
Dicho esto, hay otras formas de hacer. Lo que he descrito obedece a un modelo empresarial que, en términos futbolísticos, podríamos comparar al establecido por el Real Madrid o el PSG. No obstante, no todos los equipos operan así. Pongamos sobre la mesa a Prada. Cuando se detectó la conveniencia de abrir las ventanas y airear, no se prescindió de Miuccia; se añadió a Raf. Con su energía complementaria (pero diversa) y su naturaleza estimulante (pero respetuosa), Raf ha aportado a su colaboradora una mirada de inestimable valor, resultando la unión de ambos en un tándem perfecto y precioso, de equilibrio delicado, que proporciona moda de la más alta calidad. Y ahora cojamos a Dries van Noten. Tras tomar la determinación de jubilarse, quien ocupó el lugar del mítico fundador fue Julian Klausner, diseñador que llevaba años trabajando mano a mano con su predecesor y que conoce (y ama) su legado tanto como él. Un abordaje menos espectacular que, sin embargo, garantiza la supervivencia de un taller y que deriva en lo que importa a las clientas de van Noten, de un perfil distinto: prendas bellísimas y estupendamente cosidas.