El debut de Louise Trotter para Bottega Veneta es una mezcla de diferentes lugares, diferentes personas y diferentes historias que se entrelazan para crear algo completamente nuevo
El arquetipo, en la tradición platónica de la filosofía, es la esencia sustancial de las cosas sensibles. En Bottega Veneta, el Intrecciato es un arquetipo. Hace tan solo unos meses, Louise Trotter, en una entrevista concedida a Vogue Italia, habló de su deseo de transformar los bolsos en objetos que se adapten al cuerpo, que se perciban como “una prolongación de la persona”. Y así lo hizo en su primer desfile para Bottega Veneta: transformó el intrecciato en una extensión de la persona. Lo convirtió en una expresión de individualidad. Y lo hizo también con zuecos y pantalones, con gabardinas o vestidos esculturales, estructurando y deconstruyendo el tejido para que adoptara formas inesperadas.
Bottega Veneta primavera-verano 2026
Victor VIRGILE/Getty Images
En la misma entrevista, habló del tiempo que pasó en Montebello Vicentino, en la provincia de Venecia, donde se encuentran los archivos y los artesanos de la firma. “Es fascinante ver cómo prendas que datan de hace décadas siguen siendo actuales y deseables. Pero aún estamos en proceso de conocernos”, declaró. Ella quería “observar e intervenir” con discreción y personalidad, y consiguió encontrar un equilibrio entre su punto de vista y los 60 años de historia de Bottega Veneta, fundada en Vicenza en 1966 bajo el nombre de Bottega Veneta Artigiana. “Me gusta que Bottega sea un taller que tiene una larga y polifacética historia en Italia. Es un lugar que implica el esfuerzo colectivo de la artesanía, ya que con ella, lo que cuenta es la gente que la hace y la gente que la lleva. Es donde la mano y el corazón se convierten en uno“, escribió Trotter en las notas de la colección.
Venecia, Nueva York, Milán. Con la mirada cosmopolita de una trotamundos al timón creativo de una marca que ha dado la vuelta al mundo, ha convertido los tejidos en un lenguaje, en una metáfora. “Son dos tiras diferentes tejidas juntas que se hacen más fuertes, dos elementos que hacen que el conjunto sea más sólido”, explicó. La colaboración y la conexión atraviesan esta casa y su historia, desde sus orígenes hasta lo que es hoy. Trata de diferentes lugares y de diferentes personas, hombres y mujeres. En sus propias palabras: “partes individuales e historias entrelazadas para formar un todo más fuerte”. Y aportó a la pasarela la atención al detalle propia de un observador perspicaz. Las solapas de los abrigos Montgomery, las solapas de las chaquetas, los mocasines y los zuecos, las bufandas y los fulares, además de gabardinas y pantalones, americanas, bermudas, cinturones, vestidos, jerséis, camisas y los bolsos Lauren, Knot y Cabat. Todo se mueve con ritmo del Intrecciato micro o macro, tanto en piel como en algodón.
Bottega Veneta primavera-verano 2026
WWD/Getty Images
Bottega Veneta primavera-verano 2026
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Louise Trotter quiso acercarse al trabajo de Laura Braggion, la directora creativa (y la primera mujer) de Bottega Veneta desde los años 80 hasta principios de los 2000, y a la “suave funcionalidad” del intrecciato original aplicado a los bolsos. De lo extraordinario a lo ordinario, ella lo manejó con cuidado, transformándolo en el léxico de la elegancia relajada incluso en las versiones más sofisticadas. Como si quisiera desatar los nudos e invitarnos a cuestionar lo que ahora parece inmutable, lo modeló dejando que los hilos adoptaran formas casi indefinidas. El resultado son vestidos esculturales y faldas voluminosas, como deshilachadas, en napa o fibra de vidrio reciclada. Prendas que recuerdan ese deseo de “juntar cosas complementarias pero diferentes, de crear algo completamente nuevo” y que se presentaron sobre la pasarela con las voces de Nina Simone y David Bowie en Wild Is the Wind.