Porque hay vestidos que nunca se olvidan (y menos si pertenecen a una de las comedias románticas más famosas de todos los tiempos)
Kate Hudson fue la protagonista indiscutible de la cena previa a la ceremonia de los Emmys que organizó la pasada noche del sábado Warner Bros. Y lo cierto es que no nos cabe ninguna duda de por qué. La actriz revivió, más de 20 años después de su estreno, uno de los momentos más memorables del cine romántico al escoger un diseño similar al que llevó en Cómo perder a un chico en 10 días (2003). En la película, su personaje deja al de Matthew McConaughey anonadado cuando aparece enfundada en él después de que este vaya a recogerla a casa. Una escena grabada en la memoria de muchas de nosotras que se volvió a repetir anoche mientras desfilaba por la alfombra roja.
Hudson deslumbró en esta ocasión con una nueva interpretación del mítico diseño de Carolina Herrera –ideado junto a la figurinista Karen Patch– . Mientras que la espalda abierta y escote en ‘V’ del original eran sustituidos esta vez por un escote estructurado y en forma de corazón con tirantes, su falda se mantenía intacta, estilizando su figura tal y como lo hizo en su día. Una pieza sofisticada que evocaba directamente al inolvidable look de Andie Anderson (el nombre de su personaje en la ficción) y que, al mismo tiempo, se alineaba con la tendencia actual de los slip dresses satinados y la fiebre por el amarillo mantequilla.
Kate Hudson en la ceremonia pre-Emmys de 2025.
Warner Bros. TV/Getty Images
Kate Hudson y Matthew McConaughey en una imagen promocional de ‘Cómo perder a un chico en 10 días’.
Lo completó con unos salones cerrados puntiagudos y un clutch negro (en lugar del bolso de mano plateado que portó en la cinta). También hubo cambios en el peinado. Su melena rubia, estilizada por aquel entonces en un recogido con mechones sueltos, fue reemplazada por unas ondas retro con raya al medio, cuyos bucles descansaban encima de uno de sus hombros. No obstante, sí conservó la esencia del maquillaje, con pestañas definidas, piel natural con un toque de colorete y labios glossy rosados.
Con este bonito gesto, Kate Hudson no solo giró cabezas en esta cita, sino que además se rindió de alguna manera tributo a sí misma y corroboró la existencia de estilismos capaces de trascender en el tiempo. Este vestido amarillo del que tantas imitaciones han surgido, sigue siendo uno de los más recordados del séptimo arte y continúa vigente en pleno 2025. ¡Así se pisa una red carpet, Kate!