La pareja se casó el pasado 23 de junio de 2025, coincidiendo con la verbena de San Juan, en el Castell de Peralada. “Desde muy pequeña he pasado parte de los veranos en el Empordà, así que casarme en esta zona era un sueño que siempre había tenido. Hace unos años descubrimos este lugar en la boda de unos amigos, y nos impresionó tanto que supimos al instante que, cuando llegara nuestro momento, queríamos celebrarlo allí. No nos equivocamos: fue todo un acierto. El equipo estuvo de diez; cada persona, desde el primer contacto hasta el último detalle del gran día, nos hizo sentir acompañados y en buenas manos. En especial, estamos muy agradecidos a Cintia: contar con ella nos dio una tranquilidad inmensa. Sin duda, unos grandes profesionales”, desvela.
MUCHOCAMINO
MUCHOCAMINO
La pareja decidió pasar por el altar en la propia iglesia del castillo. “ Fue un momento íntimo y único, lleno de emoción, en el que todo lo que nos rodeaba —las miradas, las palabras, los gestos— nos hizo sentir completamente conectados, no solo entre nosotros, sino también con todos los que nos acompañaban”, dicen los novios. Durante la ceremonia cantó Gina, una de las mejores amigas de la novia, acompañada por María Biescas, una amiga suya que es música. “Lo hicieron increíble y fue un momento muy especial que siempre recordaremos”, dice la novia.
“Tener a todos nuestros seres queridos reunidos, viniendo de diferentes lugares para acompañarnos en un momento tan especial, fue algo increíble. Verlos a todos tan felices, compartiendo y celebrando nuestra alegría, nos hizo sentir muchísima gratitud. Cada abrazo, cada sonrisa y cada palabra de cariño quedarán siempre grabados en nuestra memoria”, añaden.
Una apuesta por lo sencillo y natural
Carlota e Isaac no contaron con wedding planner. “Desde el principio tuvimos mucha sintonía y muy buenas referencias de todos los proveedores, que además ya habían trabajado previamente en el Castell. A esto se sumó la organización del propio Castell de Peralada, que fue siempre atenta y cercana, haciendo que todo resultara muy fácil”, confiesan. Tampoco contaron con una temática concreta para el gran día. En sus propias palabras: “Lo que queríamos era que todo fuera emotivo, bonito y, sobre todo, disfrutar. Al final, se trataba de nuestra boda: el centro éramos nosotros, y no buscábamos convertirla en un espectáculo”