Las lámparas de pie son mi obsesión decorativa del otoño 2025
No sé si es una cuestión personal o una tendencia extendida, pero la llegada del otoño siempre despierta en mí un deseo de hacer ciertos cambios en la decoración de mi hogar. Y, este año, le ha tocado a la estancia principal: el salón. Vivo en un piso pequeño por lo que el sofá y la zona del comedor ocupan casi toda la estancia –y no hay mucho más espacio para llevar a cabo grandes transformaciones–. Así que me gusta cuidar al máximo las piezas que completan el conjunto –apostar por cojines que aporten color y textura o pequeños objetos decorativos con historia– porque son las que aportan personalidad y carácter.
En las últimas semanas he incorporado un aparador donde guardar el menaje más especial así como las copas y candelabros que utilizo cuando orquesto comidas en casa. Un mueble de madera muy neutro que ha servido como excusa para rediseñar el rincón: ha bastado con mover algunos cuadros y otorgar protagonismo a piezas artesanales que he ido adquiriendo en mis últimos viajes. Y, en uno de los extremos de esa misma pared, ha quedado un hueco libre que pide a gritos una lámpara de pie.
Pero no quiero una lámpara de pie cualquiera. Como decía, el espacio en mi casa es muy reducido y cada objeto que entra en ella procuro que tenga algo especial, que sea capaz de elevar el espacio sin resultar excesiva –y evitar cansarte de ella en pocos meses–. En ese sentido, las piezas de iluminación que están en mi radar representan diferentes estilos, pero comparten ese algo especial: lámparas de pie con bases de cerámica y pantallas textiles, piezas con formas onduladas y colores con presencia u objetos lumínicos en acero inoxidable con un aire retro.
Todavía no tengo muy claro por cuál me decantaré, pero es bastante probable que termine adquiriendo más de una. Porque siempre hay un rincón capaz de mejorar con una lámpara de pie bonita.
Los mejores sofás (cómodos y bonitos) para incluir en tu hogar