4 pequeños hábitos para tener más energía este otoño
Me gusta el otoño, ver Noviembre dulce un sábado cualquiera en el sofá de mi casa, volver a ponerme una gabardina (si el cambio climático lo permite…). Es una de mis estaciones favoritas, pero la ciencia dice que la menor exposición a la luz natural que implica esta época altera la producción de neurotransmisores relacionados con el bienestar y el estado de ánimo como la serotonina y melatonina. Así lo explica el doctor Luis Herrera, director médico de Schwabe Farma Ibérica. “El cambio de estación produce una alteración del ritmo circadiano, que regula el descanso, el estado de ánimo y los niveles de energía, lo cual puede provocar trastornos del sueño, fatiga e irritabilidad, que son factores que aumentan la vulnerabilidad a la ansiedad”.
Por eso he elaborado mi particular hoja de ruta con pequeños hábitos para practicar cada mañana y aumentar mi sensación de bienestar en mi estación favorita ❤️.
#1. Beber agua con hielo (antes de tomar el primer café)
Encender la cafetera nada más levantarme no va a ser lo primero que haga este otoño. Recordaré las palabras de la psicóloga Brenda de la Peña –“A nivel bioquímico el café exacerba la subida natural de cortisol que todos experimentamos al inicio del día”– y las de la nutricionista Itziar Digón –“Es interesante incorporar el agua a primera hora de la mañana cuando los mecanismos de drenaje está más activos y así potenciar la eliminación de líquidos”– y beberé un gran vaso de agua (con hielo, por favor) para mantener mi cortisol estable y mi organismo hidratado (y drenado). Y el café, un ratito después.
#2. Ventilar la habitación (y respirar un poco de aire fresco)
Además de las ventajas higiénicas que tiene ventilar –tal y como explica la experta en microbiología María Dolores Cima, reduce la acumulación de dióxido de carbono producido durante la noche y la densidad de microorganismos acumulados dentro de habitación–, siempre me ha parecido muy revitalizante hacerlo al levantarme e incluso estar un par de minutos asomada a la ventana para respirar aire puro. Como me dijo la creadora de Laconicum, Anabel Vázquez, “ese aire por estrenar es muy energizante”.
#3. Pensar en algo bonito que me vaya a pasar en el día
Aunque un día cualquiera de trabajo (lleno de tareas) pueda parecer aburrido y abrumador, siempre hay algo bonito en las próximas 24 horas que pueda cambiar nuestra perspectiva y mantener nuestra ilusión. Una merienda con una amiga, una clase en el gimnasio, tener 15 minutos libres para tomar un café tranquilo en casa o leer una revista… Se trata de focalizarse y visualizar ese momento. Además, evocar en la mente imágenes o planes agradables (en psicología se llama visualización positiva) lleva a un estado de calma y concentración. Solo se trata de proponérselo.
#4. No mirar el móvil hasta que salga de casa
Mirar el móvil nada más levantarse es un hábito tan normalizado como dañino. Yo lo tengo interiorizado, pero me he propuesto cambiarlo. Como dijo Kourtney Kardashian en cierta ocasión, hacerlo “es como si llenaran tu dormitorio de cosas”. Y la mayoría de esas cosas no suelen ser positivas: que si un mensaje que te recuerda lo que tienes que hacer sí o sí; un mail sobre algo que no vas a poder solucionar hasta llegar a la oficina… Si a eso sumamos el tiempo que podemos perder cada mañana si es lo primero que chequeamos –los teléfonos funcionan de una forma parecida al azúcar, generando dopamina y las ganas de querer siempre más–, nada mejor que sacarlo de la habitación y no mirarlo hasta salir de casa cada mañana. Mi estado de ánimo y mi humor me lo agradecerán.