Emma Stone ya ha llegado al Festival de Venecia (y se ha sumado a esta tendencia de joyería)
La de Emma Stone era una de las llegadas más esperadas del Festival de Venecia. Antecedentes no faltan para esta expectación: la actriz se encuentra en la ciudad de los canales por Bugonia, la última película de Yorgos Lanthimos, que protagoniza después de Pobres criaturas y Kinds of Kindness. La curiosidad, desde luego, está servida.
Aunque no solo de cine se nutre la Biennale: la alfombra roja, con los looks que ya hemos podido ver hasta el momento, promete una edición llena de tendencias. Y estas también se extienden a los estilismos diarios, que ya han empezado a lucir las celebrities en esta laguna situada en el Adriático. En su caso, Stone recalaba junto al director en el Palazzo del Casin, para acudir al photocall de la cinta.
Una ocasión donde la intérprete se ha sumado a la tendencia de los vestidos lenceros, oleada a la que Zoë Kravitz también se unía hace unos días durante el tour de prensa de Bala perdida. Aunque Emma Stone se ha alejado de las versiones más clásicas (esas que recuerdan a un camisón) para proponer una versión propia con Louis Vuitton. La actriz escogía un diseño negro, con una parte superior completamente lisa, sin detalles más allá de su cuello halter. Era la falda la que añadía la tendencia y separaba esta silueta de un little black dress al uso, gracias al tejido de encaje que se extendía hasta las rodillas.
Al outfit, híper favorecedor y con la capacidad para resaltar la silueta, lo elevaban unas gafas de sol, unas sandalias de tacón minimalistas anudadas al tobillo y un bolso a juego. Todos ellos, elementos que le regalaban un acabado monocromático, capaz de destacar la única joya que incorporaba.
No era otro que un brazalete, que colocaba estratégicamente al estilo de it-girls como Alexa Chung: alejado de las muñecas y situado a la altura del bíceps, con un aire retro que nos traslada a la moda de los 60, 70 y 80’s. Un truco retro que siempre suma, y que sin duda añadiremos a nuestro otoño 2025. Darle una segunda vida a nuestras piezas favoritas nunca había sido tan fácil.