Veintiún meses después de iniciado el experimento libertario, el Gobierno de Javier Milei atraviesa su peor momento. Aturdido y encerrado en sí mismo, el presidente argentino encadenó en los últimos meses una serie de malas decisiones que desembocaron en la resurrección del peronismo este domingo, con una contundente victoria en la provincia de Buenos Aires.
“Hoy hemos tenido una clara derrota”, admitió Milei tras el 47,21% del peronismo contra el 33,76 de La Libertad Avanza (LLA) en la provincia que concentra el 40% de la población del país.
“Esto va a llevar a una profunda autocrítica, en aquellas cosas que nos hemos equivocado las vamos a corregir, no hay opción de repetir los errores“, añadió Milei, que puso la mira en las elecciones nacionales de octubre, que renovarán la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado.
“Este es un piso desde el cual empezaremos a trabajar de cara al 26 de octubre en las elecciones nacionales”, prometió el presidente, que había planteado la campaña en Buenos Aires con el lema “kirchnerismo nunca más”, todo un bumerán político tras la contundente derrota libertaria.
Al escándalo de la criptoestafa de febrero y al reciente caso de corrupción en la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis), que toca a Karina Milei, la hermana del presidente y mujer más poderosa del país, se le sumaron fuertes ruidos en la economía. Los mercados financieros muestran cada vez más desconfianza hacia el Gobierno. La apertura de esos mercados este lunes concentra la atención en Argentina, donde se teme un día negro.
Sin hacer demasiado, el peronismo capitalizó el mal momento de Milei e instaló como potencial candidato presidencial para 2027 al gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof.
En un extenso discurso que contrastó con los apenas seis minutos que habló Milei, Kicillof se dirigió directamente al presidente.
“Le veníamos a poner freno a este Gobierno de Milei, y acá estamos”, celebró Kicillof, que fue un cuestionado ministro de Economía de Cristina Kirchner. “Los votos le dieron hoy al presidente un mensaje: que el Gobierno nacional tiene que intervenir ante los despidos y los cierres de empresas. Es una obligación, no es optativo. Que tiene que dejar de insultar a la democracia, al federalismo y a nuestra Constitución”.
Envalentonado, el gobernador de Buenos Aires emplazó al presidente: “Milei, el pueblo te dio una orden, no podes gobernar para los de afuera, para las corporaciones, para los que más tienen. Escuchá al pueblo, goberná para el pueblo. Eso te pidieron las urnas, eso te pedimos nosotros”.
Kicillof, al que Milei llama “enano soviético”, reclamó al presidente la reunión cara a cara que nunca tuvieron.
“Le digo a Milei que tenemos imperiosamente que reunirnos, como autoridad de la provincia donde habita el 40% de los argentinos. Espero mañana el llamado, tené el coraje y la valentía de reunirte para trabajar, para ponerte de acuerdo”.
Nacionalización del voto
Las elecciones eran netamente locales, para el Parlamento provincial y los Concejos Deliberantes de las 135 alcaldías de la provincia. Pero Milei optó por nacionalizar la votación y darle una importancia que nunca tuvo. Así, la contundente derrota ante el peronismo cobra una dimensión mayor aún.
La derrota se produjo ante un peronismo con su principal dirigente en prisión domiciliaria y el último presidente con serios problemas con la justicia. Y se produjo pese a la absorción que hizo el mileísmo del PRO, el partido del ex presidente Mauricio Macri.
Tras un año y medio gobernando con autoridad pese a su hiperminoría parlamentaria, la administración de Milei perdió efectividad. Sus rivales políticos ya no le tienen miedo, y los ciudadanos que se le oponen, tampoco.
Lo dejó en claro el gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, que pertenece a la socialdemócrata Unión Cívica Radical (UCR): “La gente no quiere más gritos, quiere hechos. Los argentinos queremos crecer y desarrollarnos con seguridad y en paz”.
La pregunta es si Milei tendrá esa capacidad de reaccionar. Las denuncias de corrupción le hicieron un daño importante a un gobierno que se decía lejano a la política tradicional, a la que define como “casta”. Y que Karina Milei, a la que el presidente define como “el jefe”, esté involucrada, como dejan entender una sucesión de audios con conversaciones grabadas clandestinamente, complica todo más aún. La relación de los hermanos es simbiótica, la historia indica que sin Karina no hay Javier.
Y mientras el presidente decide qué hacer ante una crisis que es política, pero que hunde sus raíces en su psicología, el peronismo aprovecha el momento. Ya avanzada la noche del domingo, el acto de celebración de la victoria incluyó la entonación del himno nacional y un formato épico que el partido del presidente ya no transmite.
“Como decía Churchill: el éxito no es definitivo, el fracaso no es fatal”, apuntó Milei, que prometió avanzar con su programa económico: “O la libertad avanza o la Argentina retrocede. Y nuestro compromiso por hacer grande a la Argentina Nuevamente no se negocia”.