Buena parte de las operaciones de cooperación internacional en el flanco oriental de la OTAN en materia de seguridad pueden haber estado expuestas a una red de espías bielorrusos desmantelada por los servicios de contrainteligencia de la República Checa y supervisada por Eurojust. … El exsubdirector del Servicio de Inteligencia y Seguridad de Moldavia (SIS), agente del KGB bielorruso, recopilaba a través de esta red y entregaba información secreta de Estado, incluyendo datos sensibles sobre seguridad y defensa.
Las instrucciones operativas sobre objetivos y misiones, así como los correspondientes pagos, se intercambiaban en reuniones celebradas en Budapest entre representantes del KGB y un segundo agente bielorruso, al que el Ministerio de Relaciones Exteriores checo ha dado 72 horas para abandonar el país. «No toleraremos el abuso de la inmunidad diplomática para actividades de inteligencia», ha advertido Ministerio en la plataforma en línea X.
La red, que había logrado infiltrarse en varios países europeos, buscaba influir en decisiones políticas y militares en Europa Central, posiblemente en coordinación con intereses rusos, dado el papel de Bielorrusia como aliado clave en la invasión rusa de Ucrania. Una rápida y eficiente coordinación judicial entre Chequia, Hungría y Rumanía ha permitido a la agencia checa de contrainteligencia (BIS) revelar una estructura clandestina vinculada directamente al KGB bielorruso, que ha intensificado su papel como plataforma de espionaje en Europa, aprovechando su acceso diplomático al espacio Schengen.
El agente bielorruso operaba bajo cobertura diplomática en la República Checa, lo que le permitía moverse libremente por Europa y operar como espía sin levantar sospechas. El hecho de que sus diplomáticos puedan viajar libremente por los países europeos facilita la labor de la inteligencia de Bielorrusia, con un Gobierno títere que responde ante Putin. «Para combatir con éxito estas actividades hostiles en Europa, necesitamos restringir la libertad de movimiento de los diplomáticos acreditados de Rusia y Bielorrusia dentro del área Schengen», reivindica el jefe del BIS, Michal Koudelka, en un comunicado. Koudelka, ha destacado la importancia de la cooperación internacional: «El caso demuestra la vital importancia de la colaboración en la actual situación de seguridad».
La agencia rumana contra el crimen organizado, DIICOT, ha informado por su parte que implementó una orden de arresto contra un sospechoso de 47 años por cargos de traición. El sospechoso había ocupado anteriormente puestos directivos en el SIS de Moldavia y es sospechoso de haber revelado secretos de Estado a los oficiales de inteligencia bielorrusos que probablemente «pondrían en peligro la seguridad nacional». Según la agencia rumana, entre 2024 y 2025, el sospechoso moldavo, que no ha sido identificado, se reunió dos veces con espías bielorrusos en Budapest, una ciudad que durante mucho tiempo ha servido como centro de actividad diplomática y de inteligencia debido a su ubicación central y conexiones internacionales. Considera que existe una «sospecha razonable» de que las reuniones involucraron «transmitir instrucciones» e intercambiar pagos por servicios prestados.
Los objetivos de esta red de espionaje se centraban en la infraestructura crítica, puntos débiles de seguridad nacional y cooperación entre servicios de inteligencia europeos. Se pasaba a Minsk información sobre movimientos diplomáticos, decisiones políticas internas y relaciones exteriores. Posiblemente también sobre operaciones militares o apoyo logístico a Ucrania.
La propuesta checa de impedir la actividad diplomática bielorrusa en el territorio Schengen, para evitar redes como esta, cuenta con el apoyo de los Estados bálticos, Polonia, Dinamarca, los Países Bajos y Rumanía. Alegan que Bielorrusia es un sistema autoritario. Y que el presidente Alexander Lukashenko ha gobernado el país con mano dura desde 1994 y en perfecta coordinación con Moscú. Es el último jefe de Estado de Europa que sigue aplicando la pena de muerte y las protestas contra la reelección posiblemente amañada en 2020 fueron brutalmente reprimidas. Las organizaciones de derechos humanos se han quejado de la represión durante años.
El desmantelamiento de la red de espionaje se produce en un momento de gran tensión entre Bielorrusia, del lado de Rusia, y la Unión Europea. Desde el comienzo de la guerra en Ucrania, los países europeos han intensificado los esfuerzos para contrarrestar las actividades de inteligencia rusas y bielorrusas y estas revelaciones brindan una visión del complejo mundo de las operaciones de contrainteligencia y la competencia en curso por la influencia y la información en el continente.
La DIICOT de Rumania ha descrito las acciones del moldavo arrestado como «particularmente peligrosas». Para los gobiernos europeos, el incidente es una llamada de atención. Sirve como un recordatorio de que la seguridad del continente no puede darse por sentada y que los actores extranjeros hostiles están constantemente buscando debilidades.