La jornada de protestas que este sábado ha congregado en el centro de Londres a más de 100.000 personas, según datos oficiales, ha quedado marcada por los enfrentamientos con la Policía, que denunció agresiones a varios agentes tras los intentos de un grupo de … manifestantes de extrema derecha de romper el cordón de seguridad que separaba a las dos movilizaciones convocadas en la capital británica. La Policía Metropolitana confirmó que algunos de sus agentes fueron atacados con objetos en Whitehall y se vieron obligados a emplear la fuerza para evitar que se superaran las barreras establecidas.
Y es que, según estimaciones de la propia policía, unas 110.000 personas asistieron a la manifestación denominada «Unite the Kingdom» (Unir el Reino), convocada por el activista de extrema derecha Tommy Robinson, cuyo verdadero nombre es Stephen Yaxley-Lennon. En paralelo, unas 5.000 personas participaron en la contramarcha ‘March Against Fascism’ (‘Marcha contra el fascismo’), organizada por la plataforma Stand Up To Racism (SUTR). El despliegue policial fue de alrededor de mil policías de la capital, con el apoyo de otros 500 procedentes de condados vecinos, como Leicestershire, Nottinghamshire y Devon y Cornualles, trasladados a Londres para reforzar el dispositivo.
Las dos concentraciones, que confluyeron en las inmediaciones de Whitehall, quedaron separadas por un «área estéril» vigilada por agentes antidisturbios con escudos, con el fin de impedir el contacto entre los grupos. Mientras que los seguidores de Robinson enarbolaban banderas del Reino Unido y de San Jorge, y pancartas con lemas como «Stop the boats» (Paren los barcos), los contramanifestantes portaban otras en las que se leía «Refugees welcome» (Refugiados bienvenidos) y «Stop the far right» (Detened a la extrema derecha). Unos a otros, además, se gritaban a través de los cordones policiales. Entre las pancartas visibles también se encontraban alusiones al asesinato ocurrido esta semana en Estados Unidos del joven activista conservador Charlie Kirk.
La tensión aumentó cuando, según la Policía Metropolitana, un grupo de asistentes de la marcha de Robinson trató de entrar en la zona de seguridad en Whitehall, lo que derivó en el lanzamiento de objetos contra los agentes. «Un número de agentes ha sido agredido», señaló la policía en su cuenta de X. A tenor de testigos citados por la prensa local, algunos de los asistentes estaban visiblemente agitados: hubo empujones, gritos y lanzamientos de objetos.
La protesta de Robinson contó con intervenciones en un escenario levantado en Whitehall. Allí se dirigieron a la multitud figuras como el propio Robinson, quien afirmó que los tribunales británicos han establecido que los derechos de los migrantes indocumentados «prevalecen sobre los de la comunidad local», en referencia a una reciente sentencia del Tribunal de Apelación sobre el alojamiento de solicitantes de asilo en un hotel en Essex. También tomaron la palabra el exestratega de Donald Trump, Steve Bannon, y la presentadora Katie Hopkins, además de otros simpatizantes del movimiento.
Del lado contrario, en la concentración de SUTR, participaron diputadas como Diane Abbott y Zarah Sultana, que reiteraron advertencias sobre el avance de los discursos xenófobos. Abbott señaló antes de la marcha que «la extrema derecha es una amenaza para toda la sociedad» y subrayó que sus objetivos iniciales, centrados en solicitantes de asilo y musulmanes, se han ampliado a migrantes en general, minorías religiosas, sindicalistas y opositores políticos.
La policía había anunciado antes de la movilización que no emplearía sistemas de reconocimiento facial en directo, a pesar de las preocupaciones expresadas por parte de comunidades musulmanas de Londres ante la convocatoria de Robinson. La comandante Clair Haynes, en declaraciones recogidas por la ‘BBC’, afirmó que se actuaría con firmeza ante «cualquier conducta discriminatoria o que cruce la frontera del delito de odio», e instó a los londinenses musulmanes a no modificar sus planes cotidianos por la protesta, invitándoles a recurrir a los agentes si se sentían inseguros. Pero otras plataformas pidieron a los extranjeros no acercarse al lugar de las protestas, especialmente «si es visiblemente musulmán o pertenece a una minoría étnica».
Las imágenes difundidas por la prensa muestran el esfuerzo constante de las fuerzas de seguridad por mantener separados a los dos bloques, con refuerzos de antidisturbios que tuvieron que situarse en varias calles adyacentes para contener los accesos.
Mientras los discursos y enfrentamientos ocupaban el centro político de Londres, el primer ministro Keir Starmer fue fotografiado en el Emirates Stadium asistiendo al partido entre el Arsenal y el Nottingham Forest.