Como en tantas ocasiones, el discurso de Trump ante la ONU tuvo en algunos pasajes un tono de mitin, de consumo interno, para hablar a los estadounidenses. Celebró la «era dorada» en la que ha entrado EE.UU. con él al volante, su política arancelaria … , los récords en la bolsa… «En mi primer mandato, conseguimos la mejor economía en la historia del mundo», aseguró, en su habitual hipérbole. «Ahora estoy haciendo lo mismo, pero esta vez mejor y más grande».
Si Trump habló en ocasiones como un político que se dirige al votante estadounidense, en buena parte del discurso pareció que las próximas elecciones en las que comparecerá serán para liderar Europa. La situación del Viejo Continente protagonizó buena parte de sus palabras, que dejaron claras las intenciones de Trump de insertarse en las batallas políticas y culturales que se libran al otro lado del Atlántico. En especial, se fijó en dos asuntos centrales en su mensaje político: la inmigración y la energía: «Tanto la inmgración como las ideas energéticas suicidas supondrán la muerte para la Europa Occidental», advirtió.
«Vuestros países se van al infierno», les dijo a la cara el presidente de EE.UU. a los muchos homólogos europeos que estaban en el salón de plenos de la sede de la ONU en Nueva York. Entre ellos, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el Rey Felipe VI.
«En EE.UU., nosotros rechazamos la idea de que cantidades enormes de gente de tierras extranjeras puedan atravesar medio mundo, colapsar nuestras fronteras, violar nuestra soberanía, provocar crimen y agotar nuestras coberturas sociales. Hemos reafirmado que EE.UU. pertenece al pueblo de EE.UU. y animo a todos los países que sigan esta defensa de sus ciudadanos», dijo Trump. «No quiero decir nombres», añadió sobre sus socios europeos. «Pero lo veo y podría mencionar cada uno de ellos. Estáis destrozando vuestros países, Europa está en verdadero peligro, está siendo invadida por fuerzas de extranjeros ilegales, como nunca se ha visto. Nadie está haciendo nada para cambiarlo y expulsarlos. No es sostenible y, porque prefieren ser políticamente correctos, simplemente no están haciendo nada».
«Las naciones orgullosas deben poder proteger a sus comunidades y evitar que sus sociedades sean abrumadas por gente que nunca han visto, con otras costumbres, religiones, con todo diferente», añadió Trump, en un mensaje que se alinea con las posiciones de la derecha populista europea, que gana cada vez más peso en el continente. «Es hora de acabar con el experimento fallido de las fronteras abiertas», dijo.
El presidente de EE.UU. también castigó la política energética de los europeos, que, junto a la inmigración, «es un monstruo de dos colas que lo destruye todo». Trump atacó las conclusiones de los paneles científicos de la ONU sobre cambio climático -una prioridad cada vez más esquinada en la organización internacional- y lo calificó como el «mayor timo de la historia del planeta».
El fraude ‘verde’
«Todas las predicciones de la ONU se han equivocado, las hicieron gente estúpida», dijo. «Si no acabáis con ese gran fraude ‘verde’, vuestros países van a fracasar», advirtió el presidente de EE.UU, a sus socios europeos. «Amo a Europa, y odio ver cómo la destruyen con la energía y la inmigración».
Trump se mofó de que los grandes esfuerzos de los europeos por reducir su huella de carbono -«os costó muchos empleos, muchas fábricas»- no han servido para nada porque se ha compensado con el aumento provocado por China y otros países. «Estamos listos para proporcionar a todos los países energía abundante y barata si la necesitan», se ofreció.