03/09/2025
Actualizado a las 17:59h.
Tras veinte años de negociaciones, tractoradas en las carreteras europeas y muchas quejas por parte de algunas capitales -sobre todo, París y Varsovia-, la Comisión Europea ha dado el acuerdo de libre comercio con los países del bloque Mercosur (Uruguay, Paraguay, Argentina y Brasil) por … bueno y ha aprobado el texto legal para iniciar el proceso de ratificación. Y para lograr algo que hasta hace poco parecía imposible, Bruselas ha optado por separar el texto en dos partes para poder aprobar rápidamente el capítulo comercial -que es competencia exclusiva de la UE- y añadir unos cambios de última hora con los que pretende lograr el ‘sí’ de Francia y Polonia, que se habían erigido en líderes de los países escépticos, un grupo en el que en algún momento u otro han estado Italia, Países Bajos, Irlanda y Austria (algunos han cambiado de opinión en los últimos meses). De este modo, la parte comercial del pacto entraría en vigor sin necesidad de la ratificación de todos los estados miembro.
Las razones los gobiernos francés y polaco, que son las mismas que las de los miles de agricultores que en febrero de 2024 colapsaron las carreteras del continente, tienen que ver con el recelo ante la apertura de la UE a importaciones de productos agroalimentarios que son más baratos porque no están sujetos a las normas comunitarias. Ante esto la Comisión siempre antepuso que los productos considerados ‘sensibles’ están sujetos a cuotas (cantidades máximas libres de arancel) de en torno al 1% del total de las importaciones, pero este argumento jamás ha convencido al sector agrícola, que durante estos años ha ejercido una fuerte presión sobre algunos gobiernos nacionales.
El caso es que, para salir del paso, hoy la Comisión ha anunciado que completará el acuerdo con un acto jurídico que permitirá que la UE pueda reaccionar ante posibles distorsiones del mercado. Y, sorpresivamente, la primera reacción de Francia ha sido positiva. «El acuerdo comercial entre la UE y el Mercosur va por buen camino», ha afirmado su ministro de Comercio en redes sociales, aunque al mismo tiempo ha insistido en que lo examinarían en detalle.
Exactamente, la Comisión propone blindar jurídicamente el capítulo de salvaguardias bilaterales que incluye el acuerdo que se firmó en Montevideo en diciembre del año pasado, estableciendo un mecanismo para controlar los volúmenes que entran en la UE y los precios, de cara a activar medidas de control específicas si se detecta un aumento del 10% de las importaciones o una caída del 10% en los precios. A esto se añade lo que la Comisión ha llamado «iniciativas complementarias» que incluyen medidas para una «posible» -se lee en la nota de la Comisión- armonización de las normas de producción en materia de plaguicidas y bienestar animal.
Ahora se abre un proceso de ratificación que empezará por la parte comercial del acuerdo, que por ser competencia exclusiva de la UE solo necesita el aprobado del Consejo y el Parlamento, anulando así la minoría de bloqueo que pudiera liderar París. Si Bruselas consigue sacar adelante ese texto, entrará en vigor un acuerdo que será provisional hasta que se apruebe el pacto con Mercosur en su conjunto, que sí necesita la ratificación por separado de todos los Estados miembro.
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