El Banco de España ya ha incorporado a sus análisis el impacto del cambio climático como un factor relevante tanto sobre la actividad como sobre la estabilidad económica y financiera y según reconoce en una entrada publicada este viernes en su blog trabaja … para incorporar esos riesgos en sus análisis y seguimiento y para que los bancos los internalicen en su comportamiento.
Sus análisis de datos le indican que eventos como los megaincendios o la desertificación del territorio ya tienen efectos relevantes sobre la economía. Respecto a los incendios las evidencias acumuladas por los analistas del Banco de España apuntan a que tienen una incidencia negativa significativa sobre los municipios afectados.
Un estudio reciente de la institución concluyó que las empresas situadas en un radio de diez kilómetros respecto a la zona afectada por los incendios presentan caídas medias del 7% en sus ventas respecto a las situadas a entre 20 y 40 kilómetros y que también presentan recortes de plantilla. Y que esta afectación tiene también impacto sobre su acceso al crédito, que acostumbra a caer un 6% en las empresas de la zonas cercanas a los incendios.
El Banco de España subraya también que este impacto negativo suele atenuarse cuando existe una entidad bancaria local, pues conoce mejor el contexto de la zona y puede mantener en cierta medida el crédito entre sus clientes habituales. Claro que el análisis del banco cubre el periodo 2004 a 2017 y durante muchos de esos años estaban operativas las cajas de ahorros que la gran crisis financiera acabaría llevándose por delante.
Más desertificación, menos crédito
A más largo plazo, la institución concluye que el proceso de desertificación de España puede tener un impacto muy negativo a medio y largo plazo sobre el acceso al crédito de sectores como el agrícola y el ganadero. Entiende que la mayor aridez resta valor a los terrenos, que suelen utilizarse como garantía en los créditos que las empresas y trabajadores del sector primario solicitan a la banca “lo que puede reducir el acceso al crédito de sus propietarios”. Si bien advierte de que este fenómeno no es inmediato sino que se manifiesta con cerca de una década de retraso, según los datos que manejan.
También cree que la banca puede percibir un mayor riesgo de insolvencia en los negocios situados en zonas afectadas por la desertificación e inhibir el crédito. El revés positivo que encuentra la institución es que este mismo fenómeno podría azuzar la demanda de crédito para afrontar inversiones que retrasen el proceso de desertificación de los terrenos.