Los carburantes y la electricidad han provocado un repunte de la inflación de dos décimas en septiembre, hasta situarse en el 2,9%, lo que supone el nivel más alto desde febrero de este año cuando se alcanzó un 3%, para luego ir disminuyendo gradualmente hasta empezar a aumentar en el verano. Si en agosto se mantuvo sin cambios, ahora se ha producido este incremento.
La razón principal del aumento es que los precios de la electricidad y las gasolinas bajaron menos que en el mismo mes del año pasasdo, el denominado efecto base.
En términos mensuales, entre septiembre y agosto del 2025, la inflación se moderó cuatro décimas, lo que supone el mayor descenso de esta tasa desde septiembre del 2024.
Por otro lado, la inflación subyacente, la que no tiene en cuenta ni energía ni alimentos frescos, se ha frenado una décima, quedando en el 2,3%. Este indicador, menos volátil y que indica las tendencias de fondo de los precios, seha mantenido todo el año con pocas variaciones, entre el 2 y el 2,4%.
En agosto fueron los alimentos y la electricidad los que permitieron mantener sin cambios la inflación en el 2,7%. Estos dos elementos compensaron el impacto del aumento de los carburantes. Además, destacó la moderación del precio de los alimentos, que se situó en el 2,4%, cuatro décimas por debajo de la del mes anterior. De esta manera, se estabilizaba la inflación en los alimentos, aunque venía determinada sobre todo por la fruta, mientras que otros alimentos seguían subiendo. En el dato adelantado de hoy, no figura el detalle por producto, con lo cual todavía no se podrá confirmar si el freno del precio de los alimentos fue un hecho puntual o marca tendencia.
De cara a futuro, la previsión de los economistas es que a partir de ahora se inicie una senda descendente hasta final de año, lo que dejaría la media del 2025 en el 2,6%, según los cálculos de Funcas. Supondría una tasa solo ligeramente inferior a la del 2024.