Los españoles se jubilan cada vez más tarde, aunque en el pensamiento de muchos trabajadores comienza a resonar la posibilidad de retirarse del mercado laboral cuando se van acercando a edades como la de los 60 años. La realidad es que … el momento en el que se produce ese retiro se encuentra ya por encima de los 65 años. De media. Pero como todas las estadísticas, ésta también tiene sus excepciones. Y cada vez son más. Porque el abanico de posibilidades para acceder a la jubilación se ha extendido tanto entre quienes quieren seguir trabajando voluntariamente como entre los que pueden hacerlo con anticipación al encontrarse incluidos en algunos de los colectivos que permite la ley.
La jubilación demorada está convirtiéndose en una de las opciones que va ganando terreno en el complejo laberinto normativo de la Seguridad Social. Hasta el pasado mes de julio (inclusive), según el último dato disponible, se han registrado 215.971 nuevas altas de jubilación. De todas ellas, las demoradas representaron ya el 11,4% del total de estas nuevas altas, frente al 4,8% de 2019.
Es un dato relevante, que vuelve a ahorrar dinero al sistema, después de los últimos cambios legales que fomentaban esta posibilidad para quien lo desease. Habitualmente profesiones como médicos, abogados, catedráticos, etc. La ley ofrece dos tipos de recompensa económica a quienes sigan trabajando: un incremento del 4% en la pensión por cada año; o un cheque en pago único de entre 4.800 y 13.500 euros también en función del año en que decida retirarse del mercado laboral y el tiempo cotizado.
Adelantarse sale caro
La otra modalidad que se sale de la edad legal es la jubilación anticipada. Por norma general se puede aplicar hasta dos años antes del momento en que le corresponda retirarse a un trabajador. Eso sí, con la correspondiente penalización –de hasta un 28% sobre la pensión– dependiendo del momento en que tome esa decisión.
También hay jubilaciones a partir de los 60 años, pero son más específicas, como por ser el trabajador de una Sociedad Mutua de Seguros. La anticipada a los 61 sin que el trabajador esté afiliado a una Mutua de Seguros. La especial a los 64 para trabajadores despedidos antes de 2013.
La última modalidad que conllevará cambios será la jubilación para trabajos «penosos». Se trata de una vía a la que están solicitando su acceso varios colectivos –transportistas, por ejemplo– y que está siendo negociada por sindicatos y empresarios para validar el acceso y determinar a qué edad pueden hacerlo y en qué condiciones económicas quedan.