La Reserva Federal ha aprobado este miércoles una bajada de tipos de interés de un cuarto de punto, como esperaban la gran mayoría de analistas y los ha dejado en el umbral de entre el 4% y 4,25%, como esperaba la gran … mayoría de analistas.
Se trata del primer recorte de tipos en lo que va de año, en un contexto de presiones sin precedentes del presidente de EE.UU., Donald Trump, para que el banco central dé paso a una política monetaria más acomodada tras un periodo sostenido de inflación alta.
Cualquier cosa que no hubiera sido un recorte de tipos de interés hubiera sido una sorpresa mayúscula, después de que el director de la Fed, Jerome Powell, telegrafiara la decisión el mes pasado en el cónclave anual de los reguladores en las montañas de Jackson Hole (Wyoming).
Trump lleva exigiendo con vehemencia recortes de tipos agresivos para echar combustible a la economía de la primera potencia mundial. Hasta ahora, Powell y la Fed han sido reticentes, ante la preocupación por un repunte de la inflación y la incertidumbre en el impacto de los precios de los aranceles generalizados del multimillonario neoyorquino, con buena parte de ellos todavía no desplegados.
Esa lentitud le ha valido presiones e insultos de Trump, que ha llegado a amagar con su despido, lo que sería de mucha gravedad para un organismo que tiene uno de sus grandes activos en su independencia frente al poder ejecutivo.
Desde la última bajada de tipos, el pasado diciembre, la Fed se ha debatido entre los dos elementos a los que debe prestar más atención: la pertinaz inflación, que no ha bajado al ritmo que hubiera gustado a los reguladores, lo que no invita a bajar tipos y recalentar la economía; y el mercado de empleo, que muestra debilidad en los últimos meses y que requiere la receta contraria.
La tensión sigue latente
Powell reconoció en la rueda de prensa posterior que esa tensión sigue presente. Más allá de la rebaja, buena parte de la atención estaba puesta en las previsiones económicas y de política monetaria. Los miembros del Comité Federal de Mercados Abiertos (FOMC, en sus siglas en inglés), el encargado de estas decisiones, apuntaron en sus previsiones individuales a otros dos recortes de cuarto de punto en las dos reuniones que quedan hasta final del año, por lo que el año se cerraría con tres bajadas. En sus anteriores previsiones, en julio, sus previsiones apuntaban a dos bajadas, lo que indica una mayor voluntad de la Fed por acelerar la caída de tipos ante la situación del empleo. Pero está lejos de ser una posición con un amplio respaldo: siete de los veinte miembros del FOMC optarían por el momento por no bajar más en lo que resta del año, lo que muestra las tensiones y la preocupación por un aumento de la inflación.
Esa división es solo una muestra de la creciente politización de la Fed, una tendencia preocupante. Entre quienes participaron en la reunión estuvo finalmente Lisa Cook, la gobernadora de la Fed a la que Trump despidió el mes pasado. El presidente de EE.UU. lo justificó en que Cook había cometido fraude hipotecario, pero todo apunta a que tiene mucho más que ver con tomar el control de la Fed. De momento, los tribunales han mantenido a Cook en su cargo de forma cautelar.
Frustrado por la negativa de Powell y de la Fed a bajar tipos con rapidez, el multimillonario se ha esforzado por colonizar el consejo de gobernadores del banco central, que cuenta con siete miembros. Dos de ellos han sido nombrados por Trump. Un tercero estaba vacante desde julio, pero el Senado acabó por aprobar la incorporación de Stephen Miran, asesor económico del presidente, que ha jurado su cargo de forma expedita para poder asistir a la reunión de esta semana. Si Trump consigue echar a Cook, habrá una mayoría de cuatro gobernadores elegidos por él en el consejo. Y con algunos, como Miran, que trabaja a la vez para la Fed y para Trump,
En su primera participación en el FOMC, Miran dejó claro que seguirá al pie de la letra las exigencias del presidente. Él fue el único que votó para que el recorte actual sea de medio punto. Y en sus previsiones, se desmarcó con rotundidad de la mayoría con una apuesta por rebajar los tipos en 1,25 puntos.
Preguntado por la presencia de Miran, Powell defendió que él y la Fed «estamos fuertemente comprometidos con nuestra independencia».