El alza del salario mínimo interprofesional (SMI) aprobadas por el Gobierno desde 2019 ha tenido un impacto directo en el mercado laboral, donde se han dejado de crear unos 150.000 puestos de trabajo con la primera subida 2019 y la de 2023, … los dos años que ha calculado la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) en su informe publicado este lunes. Esta cifra representa más de un 1% de los ciudadanos que se encuentran cotizando a la Seguridad Social, de media, en este periodo.
El organismo ha realizado un exhaustivo cálculo de cómo el mercado laboral se ha visto condicionado por los incrementos del SMI, más potentes en los últimos años de lo que pudo tener resonancia con las primeras subidas de 2019, muy exponenciales con respecto a cómo venía evolucionando ese sueldo mínimo hasta entonces.
Este informe de la Airef concluye que el impacto de las primeras subidas del SMI fueron de unos 40.000 a 65.000 afiliados potenciales menos en aquel momento. Entonces, el subió de forma repentina desde los 735 hasta los 900 euros al mes, de un año para otro, lo que supuso un alza del 22%.
Por su parte, en 2023, cuando pasó de los 1.000 a los 1.080 euros al mes, el efecto estimado de menor creación de empleo se sitúa en un rango más elevado, entre los 55.000 y los 85.000 trabajadores. Esta mayor incidencia de las últimas alzas frente a las iniciales se explica por la «creciente relevancia del SMI dentro de la estructura salarial».
Cada subida actual se lleva por delante a más de un 7% de trabajadores, algo que no ocurría antes, y entorno a un 23% de empleados. Como el SMI va afectando a cada vez más individuos, el efecto en términos de creación de empleo seguirá siendo mayor, advierte la Airef.
Estos registros vienen a confirmar las advertencias que se han lanzado desde la patronal CEOE y Cepyme en los últimos años, cuando ambas organizaciones se han salido de las mesas de negociación: que un alza desproporcionada del SMI tendría efectos en los puestos de trabajo, no tanto porque se destruyan sino por lo que se deja de contratar. Porque junto a la subida del sueldo bruto hay que añadir el coste de las cotizaciones sociales que también asumen las empresas, sobre todo autónomos y pequeñas pymes cuyas estructuras económicas ya se encuentran constreñidas año tras año.
El informe llega en medio de las negociaciones que la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, mantiene con los agentes del diálogo social para volver a subir el SMI en 2026. De hecho, la última exigencia de los sindicatos UGT y CC.OO. pasa porque el incremento del salario mínimo que apruebe el Gobierno deba afectar exclusivamente al sueldo base, sin que los pluses y complementos que cobran los trabajadores puedan absorber esas subidas. Porque consideran que, a su juicio, los empresarios incumplen con la ley al aprovechar esos complementos.
Las dudas en torno al impacto que el SMI tenía en el trabajo siempre han estado sobrevolando las negociaciones y posteriores aprobaciones por parte del Ejecutivo, que no precisa de ningún aval del Congreso para determinar cuánto sube el sueldo mínimo de referencia cada año. Solo un informe inicial del Banco de España calculaba un impacto de unos 100.000 puestos de trabajo que se habrían dejado de crear en los primeros años del actual Ejecutivo socialista, en su momento coaligado con Unidas Podemos.
Es decir, cada vez hay más trabajadores que se van viendo englobados en el grupo de los que cobran SMI, una advertencia que ya lanzó el propio comité de expertos de Díaz que analizaba esta medida el año pasado. De hecho, los expertos de esta institución abogan por analizar los cambios en la distribución salarial que está provocando las subidas del salario mínimo.
El informe de la Airef también apunta a que ha habido un cambio prácticamente «nulo» por subir el SMI en el conjunto de la economía. Han mejorado las rentas de una parte de los trabajadores, y con ello su consumo, pero al mismo tiempo las empresas se han visto más condicionadas. Lo mismo ocurre con la reforma laboral de 2022, de la que la institución habla de un efecto «positivo pero muy reducido» en el PIB, de apenas un 0,15% desde que se puso en marcha.