Las subidas del salario mínimo interprofesional (SMI) no solo no han provocado las enormes pérdidas de puestos de trabajo vaticinadas en un inicio, sino que suponen un ligero aumento del empleo. En los documentos técnicos en que se basan los análisis de sostenibilidad de la Airef, destaca que los incrementos del SMI en el periodo 2020-2024, provocan un incremento del empleo de hasta el 0,2% de promedio entre el 2022 y el 2050. Aquí, y el detalle es importante, se tiene en cuenta no solo el impacto directo de puestos de trabajo no creados a raíz de las subidas del salario mínimo, sino también el efecto indirecto del aumento de la renta de los hogares y del consumo.
Estos documentos técnicos muestran que los incrementos del SMI han tenido un efecto positivo, aunque muy limitado sobre el empleo y sobre el PIB, y que ha supuesto también un ligero aumento de ingresos por cotizaciones.
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Es cierto que, si se examina el efecto directo de la subida del salario mínimo en el empleo en el año 2023, sin tener en cuenta la subida de las rentas de los hogares y del consumo, hay una reducción de la creación de empleo de entre 55.000 y 85.000 afiliados menos, un impacto “significativo, pero reducido”, según lo califica la Airef.
Cabe destacar que esta reducción de la creación de empleo es algo superior a la que la misma autoridad fiscal calcula para la subida del SMI del 2019, cuando aquel aumento del salario mínimo fue muy superior. La explicación vendría dada porque el SMI ahora ya afecta a muchos más trabajadores que en el 2019 y, por tanto, sus efectos son mayores.
Lo cierto es que el SMI ya se acerca al salario más frecuente. El porcentaje de trabajadores que reciben el SMI ha pasado del 3,5% en el 2018 al 7,4% en el 2023, convirtiéndose de esta manera en un salario cada vez más frecuente. Si se amplía el foco hasta los trabajadores con bases de cotización hasta el 125% del SMI, los que eran solo el 7,9% en 2018, en el 2023 han pasado a sumar el 22,8% del total. Una muestra del peso creciente del SMI en el mercado laboral español.
El SMI incrementa su peso en el mercado
Respecto a los perceptores del SMI, no hay sorpresas. Aunque el perfil se ha modificado, siguen siendo las mujeres, los extranjeros y los jóvenes lo que tienen mayor exposición al salario mínimo. En el caso del género, la brecha es considerable, con un 6,4% de hombres por un 8,5% de mujeres.
Otro elemento que muestra la incidencia cada vez mayor del SMI es el indicador de intensidad, que ha elaborado la Airef combinando tanto el número de afectados por el salario mínimo como el ajuste del salario que supone. En este caso se pasa del 3,2% en el 2019 al 4,6% en el 2023. Esta intensidad es mayor entre las mujeres, en el colectivo de entre 16 y 25 años, en el sector primario y en regiones como Melilla, Ceuta, Canarias y Extremadura.
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Otro elemento que se analiza es la repercusión de la reforma laboral y otros cambios legislativos en el mercado de trabajo, y la conclusión es parecida. También aparece un impacto positivo sobre el PIB y el empleo, aunque es escaso, un 0,15% en el periodo 2022-2050, con un aumento de tres décimas de las cotizaciones sociales en comparación con un escenario sin reformas. En la ligera mejora del empleo juegan un papel la reducción de la temporalidad que ha conseguido la reforma laboral.