Las alarmas dentro del sector español de la Defensa, tras la decisión del Ejecutivo de Pedro Sánchez de vetar la compra a Israel de material y productos con licencia de aquel país, se han disparado. Según ha podido saber ABC, desde entonces, nuestras compañías se … han visto obligadas a redoblar esfuerzos en buscar nuevos socios entre sus homólogas en el mundo con los que firmar alianzas y contratos para sustituir a los israelíes. Entre ellas, la empresa familiar de los Escribano, Escribano Mechanical and Engineering (EM&E).
Las mismas fuentes consultadas añaden que EM&E se afana estos días en la búsqueda de proveedores alternativos a sus contratos israelíes ya cancelados para, entre otras cosas, evitar que su valor en venta a Indra no se vea ni comprometido ni en peligro, dado que los informes de las consultoras que estudian la potencial operación de fusión con Indra analizan ya el impacto en su valoración.
Sin embargo, la compañía de los Escribano mantiene la confianza en la posible fusión con Indra tras haber contratado recientemente los servicios de Banco Santander como asesor (que se suma a JP Morgan y a Linklaters), según el diario Expansión, que mencionaba la posibilidad de que el proceso se alargara hasta al menos finales de año.
No obstante, coinciden las fuentes en recordar que la propia familia Escribano estimaba el valor de su compañía en una horquilla de entre los 1.300 y 1.500 millones de euros, y ahora, con la decisión del Gobierno, «ese valor puede caer incluso a la mitad de la mitad, hasta los alrededor de 400 millones».
Así, Javier Escribano, hermano del presidente de Indra, Ángel Escribano, y presidente de EM&E, que conoce muy bien el mercado mundial y a los principales fabricantes del sector, estudia opciones para poder relanzar los contratos estrella de su compañía, en los que participaban hasta hoy, de una manera u otra, las empresas de defensa israelí, sobre todo, el gigante Rafael.
En concreto, los expertos hablan de dos proyectos en el sector que pudieran estar ya comprometidos por la nueva situación: el polémico vehículo blindado 8×8 Dragón y el que rodea al lanzacohetes Silam, cuyo contrato ha sido ya cancelado.
Este último producto se ha fabricado en los últimos años en España entre Escribano Mechanical and Engineering y Expal –la compañía española que fue comprada por Rheinmetall en 2023, y ahora opera como parte del grupo alemán, aunque manteniendo sus fábricas y sede en España– pero la licencia es de la israelí Elbit Systems, por lo que, tras el veto, no se seguirá produciendo.
Tal y como adelantó este periódico el pasado 10 de septiembre, el impacto de la cancelación de este contrato se advierte ya en la fábrica de Escribano en Córdoba, donde se estaba produciendo parte del Silam para el Ejército de Tierra.
La Plataforma de Contratación Pública del Estado publicaba el martes 9 de septiembre el anuncio de anulación de la adjudicación de dicho contrato en diciembre de 2023 y que supuso la catapulta para que Escribano desembarcara en la ciudad andaluza, tras adquirir una planta en Rabanales 21 donde ya estaba trabajando en este programa militar. No arrojó motivo concreto.
El proyecto de este ‘Himars’ («High Mobility Artillery Rocket System») a la española cuenta con transferencia tecnológica de la empresa israelí Elbit, siendo un camión Iveco la plataforma sobre la que se apoya. Es esa presencia la que ha llevado al Gobierno a anular el contrato sin dar motivo alguno, como se indicaba en el propio anuncio de anulación al que tuvo acceso ABC. En dicho proyecto, Escribano fabricaba los elementos mecánicos, la hidráulica y la electrónica, así como la integración de sistemas blindados y estaciones de armas.
En cualquier caso, a día de hoy, no existe ninguna empresa española que disponga de un lanzacohetes que pueda sustituir a esta tecnología israelí. Por ello, los expertos señalan que Escribano y su equipo habrán puesto en su punto de mira para suplir la tecnología israelí, sobre todo, a empresas de Estados Unidos, Alemania y Brasil.
En el caso del blindado 8×8, la afectación no se encuentra en concreto en la parte que fabrica Escribano. El vehículo –adjudicado al consorcio Tess Defence que lidera Indra, junto con Escribano, Sapa y la filial española de General Dynamics, Santa Bárbara– incorpora tecnología israelí, principalmente un sistema de blindaje avanzado de la empresa Plasan Sasa y sistemas de radio E-Lynx de la compañía Elbit Systems. El 8×8 cuenta con una lanzadora de misiles Spyke LR2 fabricados por Pap Tecnos, la filial del gigante israelí Rafael, que podrían ser sustituidos con materia de alguna de las empresas de defensa que tienen la tecnología en Estados Unidos.
Sobrecoste en los programas
No obstante, algunos expertos del sector explican a este periódico que, en positivo, «una vez asumida la realidad, el sector debe tratar de que esta nueva situación se convierta en una oportunidad para que la industria nacional se capacite tecnológicamente y progrese, con un impacto lógico en plazos de tiempo y algún sobrecoste en los programas».
Esa capacitación y ese incremento tecnológico que van a sufrir las empresas españolas debido a esta situación sobrevenida –añaden– «les va a hacer progresar como industria de defensa; les va a dar mayores capacidades y les va a dar proyección internacional y catapultarlas hacia una empresa más grande con más capacidades, con más tecnología y con mayor empleo de calidad».