Una invitación. Detenerse. Levantar la cabeza y guardar el celular en el bolsillo. Abrir la puerta del refugio y caminar liberando los sentidos para exponerlos a tocar y ser tocado por el arte que parece un otoño en la capital, donde la estación en lugar de hojas embellece el paisaje con arte. Septiembre se atreve con una bienal: ‘Bogotá, ensayo sobre la felicidad’ es el nombre elegido para la Bienal Internacional de Arte y Ciudad BOG25.
Bienal es una palabra de origen italiano, biennale, que significa ‘que se repite cada bienio’. En Colombia estas ferias de arte amplias e internacionales, tristemente, son escasas. Realidad que seguramente tiene buenas, malas y mentirosas explicaciones pero si el arte es valiente, una bienal multiplica exponencialmente el coraje implícito.
Su importancia radica en que genera visibilidad global del ecosistema cultural y la ciudad porque atrae artistas, curadores, coleccionistas, críticos y audiencias de todo el mundo. Es una oportunidad para presentar la identidad, retos y sueños de Bogotá a través del arte. Ofrece un espacio maravilloso para el diálogo y el debate sobre las preocupaciones del presente a través de la mirada única y potente de la cultura.
¿Qué hace una bienal inolvidable? Que el concepto curatorial proponga un tema inteligente, vibrante emocionalmente y relevante. Que la muestra sea una mezcla diversa de artistas establecidos y emergentes, de geografías urbanas y periferias, de técnicas tradicionales y experimentales. Que transforme la ciudad en un escenario inesperado de sorpresas. Que con ese potencial de canvas urbano celebre formatos innovadores. Que su propuesta sobrepase los círculos de los conocedores del arte y llegue con emociones y significado al público general. Que deje un legado permanente detrás, tanto en transformación de consciencias como en patrimonio e infraestructura.
La cultura, en sentido más amplio, es el único camino viable para cambiar las narrativas del odio, el estigma y la división en nuestra sociedad.
Una bienal requiere mentes osadas. Para empezar, un alcalde. Carlos Fernando Galán, con la profundidad para reconocer e invertir: “La cultura es mucho más que ocio y esparcimiento, y se ha convertido en un pilar de política pública esencial para lograr cambios profundos en nuestra sociedad, para aliviar y desahogar tensiones entre vecinos, entre barrios y localidades, entre ciudadanos. La cultura es el camino de la innovación social, es el territorio de lo posible, es un laboratorio para construir confianza y crecer en la diversidad, para entablar nuevas conversaciones con quienes piensan distinto y para formular nuevas preguntas, lejos de la polarización y los extremismos. La cultura, en sentido más amplio, es el único camino viable para cambiar las narrativas del odio, el estigma y la división en nuestra sociedad”.
También están la audacia y visión de la investigación del equipo curatorial, que detona la propuesta del eje conceptual que define los contenidos de los artistas y proyectos que conforman la muestra. Tres curadores, María Wills, Jaime Cerón y Elkin Rubiano, con la asesoría de José Roca, conforman este equipo que asume este encargo en el que se “invita a reflexionar sobre el vínculo entre la ciudad y la búsqueda de bienestar”. “El concepto revela tensiones latentes entre la necesidad de disfrutar y el imperativo de ser feliz, abordado desde una perspectiva crítica. Al ser convertida en un objetivo cuantificable y alcanzable mediante fórmulas preestablecidas, se corre el riesgo de despojar al concepto de felicidad de su dimensión más profunda y subjetiva, reduciéndose a un producto más del mercado de autoayuda”.
Por último, la tenacidad de la ejecución de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte bajo la dirección de Santiago Trujillo.
La bienal hoy es solo expectativa. En una semana, es de esperar, será criticada, incomprendida y desvirtuada, como toda bienal, pero tendrá conquistas más importantes: crear experiencias en el arte, el tiempo y el espacio esenciales que ofrecen un espejo al presente y un debate al futuro. Abran la puerta.