02/10/2025 a las 21:49h.
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LA Junta de Andalucía ha aprobado un par de deducciones fiscales que merecen una reflexión. Me refiero a las desgravaciones por facturas veterinarias y matrículas en gimnasios. No voy a insistir en la finalidad electoralista de la medida —muy bien analizada por varios compañeros—, pues … a mí me interesa detenerme en la finalidad intrínseca de las deducciones fiscales. A saber, que las desgravaciones son instrumentos de ingeniería social indirecta, pues no imponen, pero inducen y orientan. Se trata de una suerte de «gramática fiscal» que les permite a los gobiernos escribir la narrativa de las sociedades que desean construir. Por eso las desgravaciones fiscales nunca son neutrales, porque funcionan como incentivos selectivos que premian ciertas conductas y desincentivan otras al no otorgarles ningún beneficio. En resumen: son un espejo de las prioridades políticas y culturales de los gobiernos.
Comencemos por señalar lo que no es prioritario para la Junta de Andalucía. Por ejemplo, el cuidado de los mayores o personas dependientes. ¿Cuánto invierten las familias andaluzas en atender a familiares que requieren cuidados especiales, terapias específicas y personal o recursos tecnológicos cualificados? Otro rubro que podría haber sido contemplado es el gasto en seguros médicos privados, inversión que innumerables familias asumen, por no hablar de los seguros del hogar que los bancos imponen cuando se solicita una hipoteca. La universalidad de la sanidad pública siempre ha sido el argumento para impedir desgravar un seguro médico privado, ya que los gobiernos se niegan a incentivar un beneficio individual, pero se ve que las abdominales que hacen los que se machacan en los gimnasios deberían fortalecer la panza de los que estamos en otros menesteres. No voy a entrar en las desgravaciones por gastos en educación privada, porque eso merecería un artículo aparte, aunque sí considero que se podría haber incentivado la suscripción en periódicos, la adquisición de abonos teatrales, la compra de libros o la inversión en obras de arte. Estas son sólo algunas de las conductas o actividades que la Junta de Andalucía ha preferido no primar con deducciones fiscales.
¿Qué significa que podamos desgravar los gastos de veterinaria y gimnasios? Significa que la Junta de Andalucía promueve un «estilo de vida» que sólo existe en Rumanía, pues allá también se aplican deducciones fiscales por suscripciones a gimnasios. Sin embargo, en ningún otro lugar del planeta se pueden desgravar los gastos de veterinaria de las mascotas. Ni siquiera en esos países donde los gatos y los perros heredan fortunas. Por lo tanto, no basta con señalar la naturaleza electoralista de la medida, sino que debemos identificar el tipo de electorado que quiere atraer y crear el Partido Popular andaluz, pues parece claro que no todos los votantes les valen.
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