En Bogotá, como en muchas ciudades del mundo, hay un tipo de pobreza que no siempre aparece en las estadísticas oficiales, pero que pesa sobre los hombros de millones de mujeres todos los días. Es silenciosa, cotidiana y profundamente desigual: la pobreza de tiempo.
Según el Observatorio de Mujeres y Equidad de Género (OMEG), las mujeres en Bogotá dedican, en promedio, 6 horas y 9 minutos diarios al trabajo de cuidado no remunerado. Esa brecha de más de 2 horas al día, acumulada a lo largo del año, equivale a casi 40 días completos. Cuarenta días que las mujeres entregan al cuidado de otros, en una economía del tiempo que se sostiene sobre sus espaldas.
Además, a esa sobrecarga también hay que sumarle el tiempo en los desplazamientos. Trabajo, estudio, acompañamiento a personas mayores, citas médicas, entre otras, hacen parte del quehacer de millones de mujeres habitantes de la capital. Según la Encuesta de Movilidad de Bogotá (2023), las mujeres realizan a diario 8,7 millones de viajes, en su mayoría caminando o en transporte público.
Graduadas Manzana del Cuidado Foto:Secretaría de la Mujer
Se estima que los recorridos de las mujeres con trabajos de cuidado remunerado pueden durar entre hora y media y dos horas por trayecto. En una media de 1 hora y 45 minutos diarios, al final del año, ese tiempo en el transporte suma alrededor de 26 días completos. Si a eso le añadimos los casi 40 días anuales que se destinan al trabajo de cuidado no remunerado, llegamos a una cifra de cerca de 66 días al año, es decir, más de dos meses completos que no pueden usar para sí mismas.
A esto nos referimos con pobreza del tiempo, a la imposibilidad de decidir sobre el uso del tiempo personal. Hoy, el 58 por ciento de las mujeres en Bogotá ha reportado dificultades para acceder a actividades de recreación, salud, participación comunitaria y cultura por falta de tiempo, de acuerdo con estudios del OMEG.
En nuestro sistema social, el valor del tiempo se ha mercantilizado; se mide en productividad, eficiencia y rendimiento económico. Por eso, hablar del tiempo surge como respuesta a nuevas realidades sociales y demandas ciudadanas.
Graduadas Manzana del Cuidado Foto:Secretaría de la Mujer
El derecho al tiempo no hace parte de los marcos normativos, pero cada vez más gobiernos, redes y movimientos sociales lo reconocen como esencial para el bienestar, la equidad y la justicia social.
Así lo plantea la Declaración de Barcelona por el Tiempo, firmada en 2021 por alcaldías, ciudades y gobiernos locales de todo el mundo y hace un llamado a las autoridades a incorporar políticas que reparen la desigualdad de género en el uso del tiempo.
Y en este sentido, Bogotá ha decidido mirar el reloj y el tiempo de las mujeres. Esa decisión la llevó a ser reconocida por la Red Mundial de Gobiernos Locales y Regionales por el Tiempo como Capital Mundial de las Políticas del Tiempo 2025–2026.
Este reconocimiento representa el liderazgo de una agenda por reducir las desigualdades en el uso del tiempo, con la Política Pública de Mujeres y Equidad de Género y la implementación del Sistema Distrital de Cuidado.
Desde la inauguración de la primera Manzana del Cuidado en el 2020, Bogotá cuenta con una red de 25 Manzanas, Buses del Cuidado, Cuidados Itinerantes y servicios de Asistencia Personal, que ya suman más de 6,7 millones de atenciones a cerca de 912 mil mujeres y sus familias.
Además, desde la Red Mundial de Gobiernos Locales y Regionales por el Tiempo, Bogotá participa activamente en la producción de conocimiento y en la implementación de herramientas para medir, valorar y transformar el uso del tiempo.
Sí, el tiempo es valioso y cada minuto que podamos agregar a la agenda de las mujeres para su bienestar, participación política, educación, salud y recreación es tiempo que gana la ciudad.