Ocupar la centralidad del tablero y establecer los términos del debate es la aspiración de todos los políticos. Pero esa máxima se ha complicado en un panorama fragmentado ideológicamente, que obliga a alianzas no siempre fáciles de explicar y donde el diálogo entre formaciones resulta cada vez más difícil. La polarización no solo ha tomado el Parlamento, sino también la calle, excitada por los discursos de odio, imparables de las redes sociales. No hay que confundir la centralidad política con el centro ideológico. No se trata de ir trazando la mediatriz a todas las cuestiones, sino de ser capaz de imponer un relato en que todo los actores estén obligados a posicionarse.
En este contexto, es interesante ver los intentos de Alberto Núñez Feijóo por situarse entre Vox y el PSOE en cuestiones como la inmigración y la masacre de Gaza. Y lo difícil es no caer en contradicciones o quedarse sin argumentos cuando la discusión sube de tono. Los populares están redactando una propuesta sobre inmigración, que saben que es un asunto prioritario. En algunos aspectos se sitúan cerca de los planteamientos de Vox: quieren restringir las regularizaciones, prohibir el niqab y el burka en espacios públicos o expulsar a los inmigrantes que delincan o no se quieran integrar. Pero su voluntad es posicionarse en un punto intermedio entre Abascal y Sánchez. Según El País, un dirigente popular habría dicho: “Nosotros no queremos hundir el Open Arms”.
Feijóo intenta situarse entre Vox y el PSOE en la inmigración o la masacre de Gaza
En el caso de la situación en Gaza, el PP se niega a hablar de genocidio como sí hace el Gobierno, aunque defienden que Palestina debe ser un Estado. Les incomoda el relato de los socialistas y temen que el presidente haya encontrado un nuevo “no a la guerra” para movilizar a la izquierda. Las últimas encuestas demuestran que su indefinición les resta votos.
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El politólogo Lluís Orriols escribió en Democracia de trincheras que la gente que simpatiza con un partido hace lo posible para convencerse de que los suyos tienen razón y hacen las cosas bien. Con ello intentan proteger su autoestima. Pero, a veces, esto es imposible, aunque les resulte duro emocionalmente. La centralidad es también que se puedan explicar los relatos aquellos que les votan.