Los siete diputados de Junts cotizan como un valor al alza en el polarizado zoco de la política española. Una vez Podemos ha decidido romper con el PSOE y con el bloque de partidos que apoyaron la investidura de Pedro Sánchez, la formación de Carles Puigdemont se encuentra en una posición central y decisiva para decidir si sigue manteniendo el apoyo al Gobierno o se decanta por facilitar una moción de censura que provoque el adelanto electoral. Por este motivo, Junts tiene hoy un gran protagonismo en la opinión pública española a pesar de tener solo siete diputados. No son pocos los dirigentes del PP que confían que podrán contar con su apoyo.
Carles Puigdemont, entonces president, conversa con el expresidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero en Barcelona en 2017
Por este motivo, cada reunión que celebran delegaciones de ambos partidos en Suiza con la intervención de un mediador internacional, como la que se celebró el pasado jueves, despierta un inusitado interés. El mensaje que transmite Junts es pesimista sobre la evolución del diálogo y decepcionante por el resultado práctico de los acuerdos. La formación catalana está hoy más cerca que nunca de dar por rotas las negociaciones y anunciar que ya no apoyarán ninguna ley del Gobierno, como la reforma de la carrera judicial y fiscal. No deja de ser extraño que la formación independentista se alinee con los sectores más conservadores de la justicia que están en contra de esta ley, pero Junts está por elevar al máximo el precio de sus apoyos. Así, quiere utilizar también el debate de política general que se celebrará en octubre en el Parlament para exigir al PSC que le apoye en unas cuantas mociones.
Si estas exigencias no cristalizan, es posible que en octubre Puigdemont oficialice la ruptura con el PSOE. Ahora bien, el error de muchos observadores es interpretar este portazo como un cambio de caballo por el que Junts se plantearía apoyar la moción de censura del PP. No es este su ánimo. Puigdemont no está satisfecho de su relación con los socialistas, pero aún menos con la de los populares, a pesar de que en los últimos meses ha empezado a madurar una línea directa de contacto con ellos. Es decir, en el peor de los casos para el PSOE, Junts le retiraría su apoyo, como ha hecho Podemos, pero no estaría en una operación para avanzar las elecciones.