Ahora que han pasado ya unos cuantos días les puedo contar en confianza que la encuesta que publicó La Vanguardia los pasados domingo y lunes ha sido el sondeo que ha tenido mayor repercusión de los muchos que nuestro diario ha publicado estos últimos años. El crecimiento de Aliança Catalana que pronosticaba el sondeo –pasaba de 2 a 19 escaños– causó un terremoto político no solo en Catalunya, sino también en el resto de España, por las repercusiones que la caída de Junts podría significar para el futuro de sus relaciones con el PSOE.
Desde entonces hemos asistido a toda clase de análisis sobre la evolución del mapa político catalán y, como suele ser habitual, ha habido más críticas al mensajero –en este caso a los autores de la encuesta– que autocrítica de los partidos que se han visto menos favorecidos. En este sentido, se ha hablado poco de los seis escaños que perdería el PSC, según el sondeo, y que no es un mensaje nada halagüeño para Salvador Illa en su primer año de gobierno.
Puede sorprender el éxito de Aliança Catalana, pero como ya sucedió en el pasado con la irrupción de Ciudadanos, que llegó a ganar unas elecciones en Catalunya, estos partidos de nueva creación se benefician principalmente de los errores que cometen los partidos más tradicionales y consolidados. Uno de ellos es la confrontación continua entre Junts y ERC, que no les suma nada y les puede restar votos a los dos. Es cierto que Esquerra salvó los muebles en el sondeo, pero los 21 escaños que le otorgaba están muy lejos de los 33 que obtuvo en el 2021. Un ejemplo de ello es la batalla continua entre Miriam Nogueras, de Junts, y Gabriel Rufián, de ERC, en el Congreso. Ambos volvieron ayer a las andadas. El republicano acusó a Junts de “hacer un discurso miserable” con la inmigración, y Nogueras le atacó por ser poco independentista.
Interior del hemiciclo del Parlament de Catalunya
Ambos partidos siguen divididos desde tiempo inmemorial y, además, a causa del fracaso del procés, sus electores pueden sentirse frustrados. Una nueva tercera vía les puede resultar más atractiva, a pesar de sus contenidos xenófobos y muy discutibles. Además, es una opción que no ha tenido oportunidad de equivocarse porque no ha gobernado más allá del Ayuntamiento de Ripoll.