Una empresa de Victoria, en Australia, llevó a cabo una práctica de lo más polémica con sus trabajadores, con el objetivo de controlar y conocer información privada y excesiva de sus empleados mientras estos teletrabajaban. Según explicaron medios locales, los altos mandatarios de la compañía decidieron ‘convertir’ los ordenadores portátiles de sus empleados en micrófonos encubiertos.
La empresa en cuestión es Safetrac, y la policía se encuentra investigando lo sucedido ante la posibilidad de que hayan vulnerado las leyes de vigilancia del estado al ir demasiado lejos. La responsable final de esto fue Deborah Coram, directora ejecutiva, y que admitió que su empresa había grabado tanto el audio como las pantallas de su personal cuando trabajaban en casa.
Estas prácticas se extendieron durante un plazo de unos dos meses gracias al micrófono de los portátiles, de forma que se podía capturar el audio por defecto. Así, la directora ejecutiva pudo escuchar todas las conversaciones que se producían cerca del micrófono, desde las reuniones a través de Teams, hasta llamadas con clientes o incluso personales.
Sin embargo, la compañía justifica esta práctica asegurando que era necesaria para detectar a los trabajadores que ofrecían un bajo rendimiento al trabajar desde casa, y apuntan a que todos los empleados dieron su consentimiento al firmar el contrato de trabajo, aunque esto ha sido negado pro muchos de ellos en declaraciones al medio The Australian Financial Review. Así, los empleados fueron grabados en un total de hasta 10 horas al día.
El escándalo fue destapado por dos empleados, que tras darse cuenta de lo que hacía su superior, la acusaron de violar las leyes de protección de datos y de invasión de la privacidad; la respuesta fue contundente: despido fulminante para los dos trabajadores. Tras ello, los dos denunciaron estas prácticas ante la policía, la seguridad laboral y las autoridades de la salud así como argumentaron que se trata de un despido improcedente.
Además, este episodio se produce mientras existen intensos debates entre los sindicatos y los representantes empresariales respecto a la invasión de las empresas en el espacio privado y personal de los trabajadores. Todo esto ha derivado recientemente en que Safetrac haya tenido que abonar a uno de sus empleados una cantidad económica en calidad de compensación laboral tras demostrar que las prácticas de la empresa le habían causado ansiedad y depresión.
En este sentido, el socio de tecnología y privacidad de un bufete de abogados de Victoria Dudley Kneller, aseguró que está totalmente grabar una conversación de esta forma “a menos que se cuente con el consentimiento de las partes de la conversación”. Además, un trabajador expuso otro punto de vista, como es el hecho de que sus hogares son ahora también sus lugares de trabajo, por lo que “existe una fuga entre lo que es la vida privada y genuina y el trabajo”.
Sin embargo, también hay voces que señalan que existe un problema real entre empleado y empleador, ya que es “un interés legítimo” de este último en conocer qué está haciendo su trabajador mientras trabaja desde casa. Por todo esto, expertos sostienen que este es “el problema de definir cuáles son los límites adecuados”, y que esta es una cuestión que tendrá que resolverse.
En definitiva, la empresa se enfrenta a las denuncias de los trabajadores que consideran su despido como improcedente y también a una investigación policial que tendrá que esclarecer si las prácticas llevadas a cabo se enmarcan dentro de sus competencias legítimas o no.