Que la política se ha aficionado a la hipérbole con morbo malsano es tan sabido que ya nada nos sorprende. Pero hay veces que es preciso extraer del runrún algún desatino para calibrar hasta dónde se puede llegar. Ocurrió hace unos días en una entrevista de Jiménez Losantos a Isabel Díaz Ayuso. Con ese desparpajo que tan buenos resultados electorales le reporta, la presidenta madrileña lamentó los incidentes entre manifestantes propalestinos y la policía en el final de la Vuelta y se quejó de que muchos turistas “tuvieron que salir corriendo por las calles de Madrid dando una imagen de Sarajevo en guerra”.
Sarajevo vivió un implacable asedio de cuatro años. Muchos de sus edificios aún presentan los impactos de las balas de los francotiradores, a los que sus habitantes esquivaban con desesperada intuición para abastecerse de alimentos o medicinas introducidos a través de un túnel excavado desde el aeropuerto hasta la ciudad. La guerra hizo que los cementerios se quedaran pronto pequeños, y los muertos eran enterrados en parques y luego ya en los parterres entre carreteras. Aquel cerco duró de 1992 a 1996.
3176 obituarios, en el Parque Central de Sarajevo, dedicados a las víctimas de la limpieza étnica sistémica que tuvo lugar en Prijedor en 1992
Ayuso era entonces una adolescente, pero José María Aznar ya había emprendido su carrera hacia la Moncloa. El expresidente ha recomendado cabeza fría y no dejarse llevar por las emociones cuando se trata de geopolítica. Según él, si Netanyahu pierde “lo que está haciendo”, Occidente estará “al borde de la derrota total”. Ciertamente, el apoyo de Occidente a Israel desde el holocausto judío ha sido un axioma irrompible, pero se está resquebrajando. Tony Blair, amigo y copartícipe de la guerra de Irak, ha evolucionado algo más y trabaja en un plan para un gobierno de transición en la franja que gusta a Trump y del que en Israel no quieren oír hablar. “Lo que está haciendo” Netanyahu es descrito con temple por el fotógrafo Saher Algorra, entrevistado en La Vanguardia por Xavier Cervera. Colaborador de The New York Times , sus imágenes narran cómo Gaza es arrasada como Roma hizo con Cartago, hasta borrarla del mapa. Esta semana se reúne la Asamblea de las Naciones Unidas. Más países reconocen a Palestina, pero Trump sigue arropando a Netanyahu. En lo que sí tiene razón Ayuso al recordar Sarajevo es en la impotencia de la ONU ante ambas injusticias.