SEÑOR DIRECTOR:
Se equivoca el presidente Gustavo Petro cuando dice que su inmunidad como miembro de la ONU no fue tenida en cuenta a la hora de ser castigado por las autoridades norteamericanas con la cancelación de su visa de ingreso.
Un asunto es expresar sus diatribas contra el presidente de Estados Unidos dentro del recinto de la ONU, y otro, hacerlo en calidad de activista, megáfono en mano, en una calle de Nueva York.
Las declaraciones de nuestro primer mandatario, con toda razón, fueron consideradas por las autoridades norteamericanas “imprudentes e incendiarias”.
Tampoco es cierto que como ciudadano italiano pueda ingresar a Estados Unidos; pues su nombre, identificación y estado migratorio quedan registrados en todos los puertos de ingreso al país.
Aunque la sanción al Presidente pareciera no afectar las relaciones entre las dos naciones, no deja de preocupar el hecho de que el 30 % de las exportaciones colombianas tienen como destino el país del norte, y que de alguna manera se podrían afectar las inversiones extranjeras, el comercio bilateral y la estabilidad institucional.
Mario Patiño Morris
La tragedia del sicariato
SEÑOR DIRECTOR:
Es tanto lo que nos estamos acostumbrando a la presencia de la muerte violenta, lo cual es trágico para una sociedad, en todo sentido, que una masacre de tres o cuatro personas ya suena a lluvia de cada día; o que diez personas mueran por licor adulterado es apenas una noticia más; y los crímenes diarios por sicariato ya son un incidente.
No puede ser este increíble e indignante estado de anestesia humana al que hemos llegado. Que en los últimos meses más de 6.000 personas hayan muerto por esta modalidad de asesinato es espantoso e indignante. ¿Pero qué se está haciendo? ¿Nuestros servicios de inteligencia estarán trabajando? Por los motivos que sea, son vidas, son muertos en forma violenta. ¿Seguirá esta cifra creciendo sin que el Estado reaccione? ¡Qué tragedia, por Dios!
Carmen Rosa Novoa
El papa Francisco
SEÑOR DIRECTOR:
En una noche “aparentemente oscura” aparece una luz brillante, en este caso es un libro maravilloso: El loco de Dios en el fin del mundo.
Javier Cercas, quien se declara ateo, presenta un perfil del fallecido papa Francisco que nos demuestra a un verdadero cristiano sentado en la silla de san Pedro. Todos los cristianos deben leer este libro.
El cardenal Bergoglio era un hombre humilde. Estoy seguro de que se sorprenderán con esta maravilla de libro. El papa Francisco, a pesar de ser un pontífice que luchó por los más necesitados, no fue bien reconocido en los partidos de derecha. Es muy probable que este libro ayude, en parte, a un reconocimiento tardío, pues, como decían los abuelos “más vale tarde que nunca”.
Además, el texto también ilustra sobre Mongolia, país que limita al norte con Rusia y al sur con China, su capital, Ulán Bator es una de las ciudades que soportan uno de los inviernos más fuertes del planeta.
Orlando Forero Esguerra
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