SEÑOR DIRECTOR:
Cuándo será que algún funcionario de la Secretaría de Tránsito de Bogotá, o de cualquier otra autoridad legalmente establecida, se atreverá a poner en cintura a los motociclistas que en nuestra ciudad andan culebreando entre las filas de automóviles a velocidades superiores a la máxima permitida, de 50 km/hora, pasando por entre los vehículos a distancias increíblemente pequeñas de sus costados, lo que muchas veces implica rayones a los vehículos y, en algunas ocasiones, desprendimiento de los espejos laterales.
Se entiende que las motocicletas son vehículos que ayudan en la movilidad o el trabajo de quienes las conducen, a las que pueden tener acceso muchas personas de bajos recursos económicos. Pero debe entenderse que quienes conducen este tipo de vehículos también deben cumplir las normas y reglas de tránsito que obligan a los usuarios de automóviles u otro tipo de vehículos automotores de mayor envergadura.
Alfonso Gutiérrez M.
El declive de Venezuela
SEÑOR DIRECTOR:
Sentí pesar al ver a los jugadores de fútbol de Venezuela perder contra Colombia y, además, que no puedan ir a repechaje para el Mundial 2026. Recordé, al ver esas escenas de desconsuelo, el reciente campeonato americano de baloncesto, donde tampoco avanzó Venezuela.
Y pensé también: el chavismo ha destrozado todo en ese hermano país. El socialismo del siglo XXI no ha construido nada positivo. En 25 años acabó con todo.
Es urgente seguir condenando ese sistema y todo lo que lo apoya, para bien de nuestra América.
Juan Guillermo Durán Mantilla
La llegada del metro
SEÑOR DIRECTOR:
Después de tantos años, el jueves 11 de septiembre del 2025, llegaron por fin a Bogotá los primeros vagones desde China para el tan anhelado metro en Bogotá.
En la sección ‘Hace 100 años’, de EL TIEMPO se reseña justo el acontecimiento del progreso para la época, de la llegada del primer tren procedente de Girardot, a la Estación de la Sabana, en Bogotá, el 11 de septiembre de 1925.
Al día de hoy, con ‘papayera’ y la Orquesta Sinfónica se reciben los primeros vagones, o mejor centímetros, de un medio de transporte que parecía casi imposible para la capital de Colombia durante décadas.
Helena Manrique Romero
Una vergüenza
SEÑOR DIRECTOR:
Qué “orgullo” deben sentir las disidencias de las Farc al saber que cada 6 días fue atacada una escuela en el país en 2024, según lo revela la Unicef.
Qué vergüenza con los niños del país cuyas escuelas fueron atacadas, destruidas o inutilizadas, al saber que sus aulas de aprendizaje han sido utilizadas como escondite, barraca o armería por un puñado de terroristas que dicen que están a favor del pueblo, cuando en realidad se volvieron unos mercantilistas del narcotráfico. Y el Gobierno lo que ha hecho es premiarlos con largas y prebendas a la ‘paz total’, en vez de tomar acciones radicales.
John Bernardo Caraballo Mendoza