Las sepias podrían ser más locuaces de lo que pensamos. Así lo apuntan en NewScientist, donde se hacen eco de los últimos avances que la inteligencia artificial está permitiendo conocer sobre el lenguaje de los animales.
La potencia de la IA permite analizar grandes volúmenes de información y rastrear patrones sobre comportamientos, ruidos y acciones de distintas especies y, como cuentan, ciertas iniciativas están impulsando las investigaciones en este campo, como son el Desafío Coller Dolittle, “que le pide a la comunidad científica que desarrolle un algoritmo para comunicarse con organismos no humanos, o al menos entender lo que están diciendo”, que ofrece sustanciosas recompensas.
Como puntualizan, el sistema de comunicación humano consiste en un vocabulario de palabras y las reglas gramaticales para usarlas, pero “algunos investigadores animales sospechan que nuestra obsesión con nuestra propia forma de comunicarnos nos impide comprender las capacidades de otras especies”.
Citan el ejemplo de los investigadores Cohen-Bodénès, de la Universidad de Washington en Saint Louis, y Peter Neri, del Instituto Italiano de Tecnología en Génova, que se llevaron una buena sorpresa con una sepia. Lograron descifrar que, con sus patas, puede hacer cuatro señales distintas “que denominaron ‘arriba’, ‘de lado’, ‘rodar’ y ‘corona”.
No queda ahí la cosa, sino que mediante un algoritmo diseñado para analizar vídeos de interacciones entre sepias, “descubrieron que cuando un animal ve a otro haciendo señas, responde con una de las cuatro señales. Lo hacen incluso si detectan vibraciones en el agua generadas por otra”.
Otros ámbitos que se están estudiando son los cantos de los ruiseñores, que se ha visto que pueden ajustar su tono para imitar a otro, algo a priori muy ‘humano’; los sonidos de los delfines nariz de botella o si los orangutanes pueden comunicarse sobre eventos pasados.
Por ahora, se cree que las especies cuyo lenguaje quizá sea descifrado primero puedan ser las ballenas o los delfines.