Ahora que empieza el curso y nos ponemos deberes, que se analizan las ratios en los centros educativos -hay mayor proporción en los gimnasios-, en este mes de propósitos y cifras con las que comparar, destaca una que publicó este periódico hace unos días: hay … una plaza cultural para cada tres -incluso menos- sevillanos. Eso significa que si se cubriesen las más de 240.000 localidades de estadios y pabellones deportivos, teatros, salas y otros espacios consagrados a la cultura en un mismo día, un tercio de la población local estaría disfrutando de un concierto o una obra de teatro a la vez. Obviamente es imposible que esto ocurra, pero ejemplifica el estado de forma del sector en la ciudad, buena parte de ello gracias a la iniciativa privada.
Cierto es que habrá quien ponga pegas a la programación pero, guste o no, la venta de entradas no da lugar a dudas. Récord en Icónica y ahora llega septiembre y se juntan hasta tres festivales de música a la vez y todos con gran aceptación por su diversidad de propuestas. La Plaza de España en el primer caso; la Maestranza, el CAAC y el patio de Diputación en los segundos, son algunos de estos lugares que hacen a la capital hispalense única: cuenta con una variedad de espacios que sostiene a la oferta musical más allá de los macroconciertos en el estadio de la Cartuja. Ni Málaga, ni Bilbao, ni Zaragoza, con la que Sevilla compite por ser la cuarta ciudad de España en población, se asemejan ni de lejos en cuanto al número de plazas disponibles para realizar algún evento de esta índole. Sólo Valencia se acerca, pero tampoco la alcanza. Y eso que se encuentran inoperativos dos de estos centros capitales en la cultura sevillana, el Teatro Lope de Vega y el Auditorio Rocío Jurado.
Más interesante que la cantidad potencial, está la calidad o diversidad de lo que se oferta. Haga lo que se haga tiene éxito en esta ciudad tan arraigada a las artes aunque, insisto, no tiene por qué gustar a todo el mundo. Otro festival, el de ópera que comenzará en unas semanas, es otro ejemplo de la ambición de la capital andaluza por colocarse en un referente de este género y de la música en el sur de Europa. Aunque el camino es largo, lo cierto es que actualmente se puede decir, al menos, que se han acortado distancias.
Sevilla no cierra por vacaciones, casi todos los días se puede disfrutar de alguna disciplina, una sala, una peña, un teatro, un auditorio, un salón de un distrito. Y lo que se representa, presenta o proyecta no tiene nada que envidiar a lo que ofrecen Madrid o Barcelona. Musicales, el Circo del Sol, o esta programación lírica lo demuestran también. Un notable con margen para subir nota.