Con la llegada del calor, lo primero que muchos buscamos es un vaso de agua helada, un refresco muy frío o incluso un helado para combatir la sensación de bochorno. Se suele pensar que si tenemos calor, lo ideal es tomar algo que esté casi congelado para refrescarnos de inmediato, sin embargo no es así.
Lo que a corto plazo nos da alivio puede no ser tan beneficioso para nuestro cuerpo como creemos. De hecho, beber líquidos demasiado fríos puede generar un efecto contrario y forzar al organismo a trabajar de más.
Así lo explica el nutricionista Pablo Ojeda, que ha compartido en el programa Más Vale Tarde varios consejos prácticos para mantenerse hidratado de manera saludable en días de altas temperaturas.
Agua del tiempo, la mejor opción
Uno de los puntos más llamativos de la intervención de Ojeda es la recomendación sobre la temperatura del agua. Según señala, lo mejor para hidratarse es beberla “del tiempo”, es decir, a unos 15 o 16 grados, en lugar de muy fría. La razón es clara: “Si el agua está muy fría, tu cuerpo tiene que hacer un esfuerzo grande para bajar la temperatura corporal y, después, la tiene que subir muy fuerte”, explicó.
En otras palabras, aunque un vaso con hielo parezca refrescarnos de inmediato, el cuerpo necesita gastar energía extra para regular su temperatura interna, lo que puede ser contraproducente en momentos de calor intenso.
Recetas y opciones refrescantes
Para quienes buscan alternativas a la simple botella de agua, Ojeda también compartió dos recetas fáciles y veraniegas que ayudan a mantener una correcta hidratación. La primera una ensalada de sandía, perfecta para aportar agua, fibra y minerales. La otra gran opción es un helado exprés de plátano y frutos rojos, pensado como un capricho sano y refrescante sin recurrir al exceso de azúcar.
Además, durante la charla, la periodista María Lamela confesó que no suele beber mucha agua y preguntó al nutricionista si podía sustituirla por refrescos o infusiones frías. La respuesta de Ojeda fue tajante: “No”. Y añadió: “Los refrescos no son lo más aconsejable porque tienen un alto contenido de azúcar”, por lo que el cuerpo debe hacer un esfuerzo para metabolizar ese azúcar.
En su lugar, el especialista recomendó optar por infusiones, a las que se les puede añadir un hielo o fruta para darles un toque más agradable. Sobre los refrescos sin azúcar, aclaró que “pueden valer”, aunque no deberían convertirse en la opción principal. En cuanto a las bebidas isotónicas, reconoció que también son válidas en momentos puntuales.