La decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de descertificar a Colombia en la lucha contra las drogas regresa al a un escenario que no vivía hace 28 años.
Donald Trump, presidente de EE.UU. Foto:Getty Images via AFP
La última vez que Colombia fue descertificada, en 1996 y 1997, el entonces presidente, Ernesto Samper, fue acusado de recibir fondos ilícitos de campaña del narcotráfico. El escándalo se conoció como el proceso 8.000.
De acuerdo con la Cámara Colombo Americana, AmCham, desde finales de los ochenta y durante la primera mitad de los noventa, la relación entre Colombia y Estados Unidos en materia de lucha contra el narcotráfico experimentó un deterioro progresivo que se agravó en el gobierno Samper.
“La cooperación bilateral, que inicialmente se había centrado en la erradicación de cultivos de marihuana y coca, se fue debilitando ante el crecimiento del poder de los carteles, en especial el Cartel de Cali tras la caída del Cartel de Medellín, y la infiltración en la institucionalidad del Estado por parte de redes al margen de la ley con nexos con el narcotráfico, comenzaron a generar una creciente desconfianza por parte del Gobierno de los Estados Unidos”, indicó la asociación.
Expresidente de EE. UU. Bill Clinton. Foto:Robyn BECK. AFP
Así, el 1° de marzo de 1996 la administración de Bill Clinton (1993-2001) decidió formalmente descertificar a Colombia, argumentando una falta de cooperación sustancial en la lucha contra las drogas. “La medida implicó la suspensión de una parte de la ayuda económica y militar estadounidense, así como restricciones al acceso a financiamiento multilateral, afectando negativamente la cooperación bilateral. A pesar de ello, Colombia no quedó completamente aislada, ya que se otorgaron exenciones que permitieron mantener ciertos programas de asistencia”, señaló AmCham.
El 28 de febrero de 1997, el Gobierno de Estados Unidos anunció que mantendría la descertificación de Colombia, señalando que el país seguía sin cooperar de manera sustancial en la lucha contra el narcotráfico, conforme a los estándares establecidos por la legislación estadounidense.
Ernesto Samper, expresidente de Colombia. Foto:Diego Santacruz / EL TIEMPO
“Esta segunda pérdida de la certificación reflejó la consolidación de una visión crítica en Washington frente a la situación colombiana, no solo por la persistencia del escándalo político que envolvía al entonces presidente Ernesto Samper, sino también por la falta de avances estructurales en la reducción de cultivos ilícitos, la debilidad institucional en materia judicial y la percepción de impunidad frente a los grandes capos del narcotráfico”, explicó AmCham.
La reiteración de la medida no sólo reafirmó las sanciones previamente impuestas, sino que amplificó los costos diplomáticos de Colombia en los escenarios multilaterales.
Tras dos años consecutivos sin contar con la certificación de la lucha contra las drogas y un severo deterioro en las relaciones bilaterales con Estados Unidos, Colombia fue recertificada en marzo de 1998, bajo la administración del presidente Bill Clinton, pero en un contexto de transición política interna (salida de Ernesto Samper y llegada de Andrés Pastrana a la Casa de Nariño).
El expresidente de Colombia, Juan Manuel Santos. Foto:EFE/Ricardo Maldonado Rozo
En 2017, durante el primer año del primer gobierno de Donald Trump, su declaración de certificación indicó que “consideró seriamente” descertificar al gobierno de Juan Manuel Santos debido al aumento de la producción de coca. En ese momento, diplomáticos de alto rango se apresuraron a disuadir a Trump de tomar una medida que habría socavado gran parte de la cooperación con el mayor receptor de ayuda del gobierno estadounidense en el hemisferio.
Tras más de tres años de gobierno de Petro, la interdicción de cocaína ha seguido aumentando y se prevé que alcance niveles récord en 2025, según las estadísticas del Ministerio de Defensa.
El presidente Gustavo Petro expresó que los alcaldes no tenían autorización para viajar. Foto:Presidencia de la República.
La Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA) apuntó que, sin embargo, los registros de interdicción e incautación de drogas son indicadores ambiguos del éxito del control de drogas. “El aumento en las cifras de interdicción puede ser resultado de la intensificación de las medidas de control, pero también puede indicar que se produce y trafica más cocaína”, manifestó en un informe.
El gobierno y la cúpula militar aseguran que Colombia merece mantener la certificación, pero nadie se atreve a pronosticar la determinación de Trump, que es quien tiene la última palabra.
Redacción Política