Pablo Enrique Rodríguez, el director general de la Policía Municipal de Madrid, se reincorporó el pasado viernes de su baja laboral tras ser señalado por atropellar en su coche oficial a una niña en un paso de cebra del distrito de Latina. Ocurrió el … 28 de abril, durante el apagón general que dejó a toda España y Portugal sin luz durante esa jornada. Finalmente, la familia de la menor, que sufrió la rotura de un pie, se retiró del caso tras acordarlo con el Ayuntamiento de Madrid.
Según ha podido saber ABC, el regreso del máximo mando no civil del Cuerpo se iba a producir en principio el 16 de septiembre, aunque finalmente no ha cristalizado hasta el día 26. La baja fue consecuencia del eco meditático que tuvo el caso, pero, sobre todo, del enfado de la vicealcaldesa y responsable del Área de Seguridad y Emergencias, Inma Sanz, al haberle ocultado el suceso con la menor. Ese día, Rodríguez se reunió al menos dos veces con el alcalde y con Sanz durante los gabinetes de crisis por el colapso eléctrico y habiendo ocurrido ya el accidente. Pero no comunicó nada a ninguno de sus superiores políticos.
Algunas fuentes consultadas por este diario apuntan a que se está trabajando en un traslado de sus responsabilidades, para ser relevado como director general del Cuerpo. Una de las opciones que se manejarían es que pasara a liderar el Instituto de Formación Integral en Seguridad y Emergencias (Ifise), la antigua academia de Policía Local de Cantoblanco, en la carretera de Colmenar. Sin embargo, en el entorno de los responsables del área detallan que en este momento no hay nada al respecto. Durante estos cinco meses de baja psicológica, su puesto lo ha desempeñado el coordinador general de Seguridad y Emergencias, Jesús Gil Martín.
En el área recibieron el 30 de abril, dos días después del suceso, una llamada de un periodista preguntando por el asunto y fue cuando se encendieron las alarmas en Cibeles. El familiar de un exmando de la época de Manuela Carmena y enfrentado a la actual dirección observó desde su domicilio el revuelo en la calle; casualmente, vive justo en el escenario del episodio fortuito para cobrarse una pieza de caza mayor. No tardó en hacer correr la voz, llegando incluso a exagerar lo sucedido para perjudicar más a Rodríguez. Y consiguió que se le trasladara al reportero periodista. La noticia salió publicada primero en ‘El País’ el 1 de mayo pasado.
El propio José Luis Martínez-Almeida manifestó públicamente en un desayuno informativo su malestar por la opacidad de su jefe policial y, por tanto, sus dudas sobre si debería ser destituido, al sentirse traicionado en su confianza.
Cronología de una polémica
Pablo Enrique Rodríguez se encontraba ese mediodía del 28 de abril en una reunión del Plan de Emergencias Municipal en el Centro Integrado de Seguridad y emergencias (Cisem), en la calle de Rufino Blanco, junto a Manuel Becerra, cuando recibió una llamada. Le avisaban de un problema grave, la posible caída del sistema tecnológico de la Policía, que finalmente no se produjo.
El director subió a su coche, pilotado por un inspector de su confianza, y marcharon hacia la Jefatura de la Policía Municipal, en la Casa de Campo. Sobre la una de la tarde, apenas cuarenta minutos después de iniciarse el apagón, cuando circulaban por el paseo de Extremadura y sin que funcionaran los semáforos por la coyuntura, la madre de la niña, de 10 años, manifestó que el vehículo la había golpeado. ABC tuvo acceso al primer parte ‘in situ’ de la patrulla que acudió al paseo de Extremadura, en el que solo se especificaba que había una menor herida leve, sin mayores consecuencias.
Desde la Policía Municipal ordenaron una investigación profunda sobre el caso a la Comisaría de Policía Judicial de Tráfico, que determinó que no hubo atropello como tal, sino que, al cruzar la avenida, la madre de la niña tiró de su mano y fue entonces cuando cayó al suelo y el vehículo oficial la golpeó con la parte trasera. Llevaba las sirenas y luces puestas, al ser un coche no rotulado como policial, de los que se conoce como camuflados.
El caso del presunto amaño de las oposiciones
Pero el verdadero problema estriba en que hasta el 5 de mayo Rodríguez no informó oficialmente a sus superiores del suceso, una semana después de lo ocurrido, cuando lo llamó a una reunión la propia vicealcaldesa, que estaba muy contrariada por su falta de diligencia a la hora de comunicarle los hechos. Él argumentó que se trataba de un hecho muy leve como para contárselo. La menor acabó hospitalizada y con fracturas en sus extremidades inferiores.
La figura de Pablo Enrique Rodríguez ya emergió entre la polémica tras conocerse en la instrucción judicial del caso del presunto amaño en las oposiciones a la Policía Municipal de Madrid de 2021 que mantiene una relación sentimental con una de las agentes ascendidas a comisario en ese concurso interno. En el tribunal había varias personas de su círculo más próximo.
El asunto ha estado años en Plaza de Castilla por presunto fraude, con continuos archivos y reaperturas, y más mandos policiales investigados y llamados a declarar. Entre ellos, él mismo, que reconoció que en abril ante el juez que mantenía esa relación sentimental con su jefa de gabinete, aunque ante Asuntos Internos lo había negado en 2022.