Los pueblos de la Alpujarra cuentan con un encanto que pocos pueden igualar. La singularidad de Trevélez radica en su ubicación, a 1.476 metros de altitud y siendo uno de los pueblos más altos de España, además de formar parte del Parque Natural de Sierra Nevada y elaborar uno de los jamones más afamados de nuestro país. Pocos no conocen Lanjarón, famoso por sus aguas medicinales y su balneario, además por el agua embotellada que se distribuye a nivel nacional e internacional.
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Sin embargo, pocos pueblos de la Alpujarra Granadina cuentan con el embrujo de Soportújar, una localidad ubicada en la parte noroeste de la comarca y de poco más de doscientos habitantes. Y el término no es baladí, sino que este municipio hace gala de ser el pueblo de las brujas, sus vecinas más ilustres. Una relación que ha suscitado el interés de curiosos y visitantes.
Un pueblo ligado a las historias de brujas
La conexión de Soportújar con la brujería se explica a través de su historia. Su nacimiento como núcleo urbano se remonta al siglo XIII, siendo una alquería perteneciente a la Taha de Órgiva. Tras la expulsión de los moriscos, se instalaron familias llegadas de varias partes del territorio, que trajeron consigo sus tradiciones paganas. También sus aquelarres, al menos esa es la leyenda a la que se agarran desde el municipio.
Ese espíritu sigue muy vivo en este pequeño pueblo, que ha decorado cada rincón de sus calles con figuras de brujas, fuentes, casas andantes y otros llamativos elementos decorativos. No solo de estos elementos vive la localidad, sino que el consistorio se ha encargado de impulsar todo tipo de ferias y actividades culturales bajo el pretexto de estar visitando “un lugar con embrujo”.
Si paseamos por sus calles encontraremos una reproducción fiel de la casa de Baba Yaga, un icono para todos aquellos a los que les fascinan las historias de brujas. Se trata de un personaje recurrente en el folclore y la mitología eslava que se distingue por su crueldad, por sus dientes y por tener una pata de acero. Donde vive no es menor: en una choza sostenida con patas de gallina.
Otro de los lugares destacados es su mirador, desde donde el visitante puede observar las vistas de todo el entorno natural y de algún pueblo vecino como Carataunas o Cáñar. Sin embargo, casi nadie pasa por alto la estatua de dos brujas, una experta y su aprendiz, realizando una de sus pócimas mágicas en un gran caldero.
Hay una fuente del dragón, una cueva del ojo de las brujas, un puente encantado y un pozo de los deseos. También una recreación de la casa de los cazadores de brujas de Hansel y Gretel, decorada con golosinas gigantes y otros detalles que no pasan inadvertidos.
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Soportújar se prepara ya para una jornada marcada en el calendario, el 8 de noviembre. El pueblo de las brujas vuelve a abrir sus puertas para una noche única donde habrá pasacalles, pasajes del terror, teatro, concurso de disfraces, queimada y mercado artesanal y gastronómico, según detalla el consistorio en sus redes sociales.