Granada tiene una relación muy antigua con la Virgen de las Angustias. Tanto, que se remonta al final de la Reconquista. Granada fue el último bastión del periodo musulmán y cayó el 2 de enero de 1492. Muchos historiadores sitúan en ese momento el … inicio de la España moderna, pero, para lo que ahora mismo hace al caso, fue el comienzo de ese idilio entre la ciudad y la virgen.
Porque fue la reina Isabel la Católica la que entregó un cuadro con la imagen de la Virgen de las Angustias, que se guardó en la Ermita de San Sebastián, junto al río Genil. Fue en ese lugar, por cierto, donde el rey Boabdil el Chico entregó simbólicamente las llaves de la ciudad y se fue hacia la costa. Fue también allí donde se ofició la primera misa cristiana una vez finalizada la contienda.
En ese pequeño templo empezó a funcionar en el siglo XVI la Hermandad de Nuestra Señora de las Angustias, cuyos estatutos se remontan a 1545. Es la cofradía que todos los años organiza una procesión multitudinaria como la que ha tenido lugar este domingo 28 de septiembre. El día no es siempre el mismo, debe coincidir con el último domingo del mes y culmina un septiembre que ha estado lleno de actos en honor a la virgen, en especial la ofrenda floral del pasado día 15.
La Virgen de las Angustias es la patrona no sólo de Granada, sino también de la provincia, así que su procesión anual atrae a personas de todos sus rincones, y también de otros puntos de Andalucía. A lo largo de la madrugada han ido llegando los peregrinos y los primeros han asistido a la misa en la basílica consagrada a su honor a las seis de la mañana, antes aún del amanecer. Después, a lo largo de la mañana, ha habido más oficios religiosos y más devotos que han pasado por el templo, tanto si llegaron andando como si lo hicieron por carretera.
Ya por la tarde, a las cuatro y media se abrieron las puertas de la iglesia y una hora después salió la imagen de la virgen, con el Cristo yacente en su regazo. Es un momento solemne en el que por supuesto ha estado el arzobispo de Granada, José María Gil Tamayo; representantes de las instituciones civiles –la local, encabezada por la alcaldesa, Marifrán Carazo– religiosas y militares. Cayeron algunas gotas, lo que hizo sospechar a los más temerosos que meses de esfuerzo podían irse al traste, pero al final todo quedó en grises nubarrones y viento. La lluvia se espera para mañana.
La Virgen y el Cristo yacente, en la basílica al inicio de la procesión
La tradición es sagrada en celebraciones como ésta, se trata de respetar la liturgia, que se hagan las cosas como siempre se han hecho. Pero también, cada año, hay novedades. Este año, la virgen ha estrenado el sudario para la Cruz, que ha sido recuperado con los bordados originales del siglo XVIII. Según ha explicado la cofradía organizadora, la pieza estaba «muy deteriorada en dependencias de la Hermandad» y no se sabía a ciencia cierta si antes había sido utilizada alguna vez para la procesión.
La ha recuperado el bordador cordobés Antonio Villar, que también ha hecho posible la reconversión en guión de los caballeros horquilleros de un antiguo estandarte de la escuela de Cristo de la parroquia, datado en 1953. Por su parte, el bordador granadino Antonio López ha confeccionado dos cojines para acoger la imagen del Cristo, que fueron donados por devotos de la patrona.
La imagen de la Virgen lleva a sus pies un ánfora de flor roja «como símbolo de la sangre derramada por Cristo». Se recupera esta estética del pasado «y sse incluyen frutos de granada también en el exorno floral, conformado especialmente por nardos blancos», destacan desde la Hermandad. También ha significado una novedad la presencia de los Seises, que ya fueron recuperados para la procesión del Corpus y que han acompañado a la Virgen desde su basílica hasta la catedral, aunque allí no han bailado, como sí lo hicieron el jueves 19 de junio.
Siempre arropada por miles de personas –en anteriores ediciones se han contabilizado en torno a cien mil- la Virgen y su cortejo han recorrido algunas de las principales calles del centro, entre ellas la Plaza de Mariana Pineda, la Puerta Real, la avenida Reyes Católicos, la Gran Vía y, por supuesto, la catedral, donde ha hecho estación ante el altar mayor. Un momento muy emotivo se ha vivido poco antes de las siete de la tarde, cuando ha pasado por la Plaza del Carmen, sede del Ayuntamiento, y una estruendosa traca de cohetes la ha saludado.
Entre vítores, aplausos y hasta alguna saeta, el recorrido se ha prolongado hasta más allá de las diez de la noche, cuando la imagen de la Virgen de las Angustias ha regresado a su basílica. Termina así un mes consagrado a ella y tanto sus devotos, que como se ha dicho se cuentan por miles, como la hermandad que lleva su nombre esperan ya a que llegue el último septiembre del año que viene. Son muchas horas de esfuerzo, pero merece la pena.