Frómista es una villa situada en la provincia de Palencia, en la comunidad autónoma de Castilla y León, que forma parte del recorrido del Camino de Santiago. Su ubicación estratégica ha vinculado históricamente a la localidad con la ruta jacobea, convirtiéndola en un punto de tránsito y en un lugar con presencia significativa de patrimonio religioso y civil. La villa conserva elementos urbanos y arquitectónicos que reflejan su desarrollo a lo largo de los siglos y su relación con las rutas comerciales y de peregrinación.
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Entre los aspectos que caracterizan a Frómista se encuentra la presencia del Canal de Castilla, que atraviesa la villa y permite un tramo navegable dentro del Camino de Santiago. Esta infraestructura hidráulica tuvo un papel importante en el transporte de mercancías y hoy mantiene su valor histórico, paisajístico y recreativo. La existencia de este tramo diferenciador ofrece a los visitantes y peregrinos una experiencia complementaria, uniendo el recorrido a pie con la posibilidad de recorrer parte del canal en embarcaciones pequeñas.
Además del canal, Frómista conserva un conjunto arquitectónico relevante, especialmente en el ámbito religioso. Iglesias como la de San Martín de Tours o la de San Pedro y la ermita del Otero muestran la evolución de estilos y funciones desde el románico hasta el gótico y el renacentista. Estos edificios no solo constituyen referentes históricos y artísticos, sino que también permiten comprender la importancia cultural y religiosa de la villa dentro del contexto del Camino de Santiago y de Castilla y León en general.
El único tramo navegable del Camino de Santiago
Frómista se distingue dentro del Camino de Santiago por contar con un tramo del Canal de Castilla que permite la navegación. Esta infraestructura hidráulica fue construida en el siglo XVIII con el objetivo de transportar mercancías desde el interior de Castilla hasta los puertos del norte. Sin embargo, la actividad comercial finalizó a mediados del siglo XX, en 1959, cuando el canal se cerró al tráfico. Desde entonces, y tras ser declarado Bien de Interés Cultural, su función principal se centra en el regadío, aunque mantiene su valor histórico y paisajístico.
A pesar de que ya no cumple su propósito original de transporte, el tramo navegable de Frómista se ha incorporado a la experiencia turística y a la ruta del Camino de Santiago. Los visitantes pueden recorrerlo en embarcaciones pequeñas, mientras que las esclusas y márgenes conservadas permiten observar la ingeniería de la época. La señalización y el mantenimiento del canal aseguran la seguridad de quienes navegan, así como la preservación del patrimonio histórico asociado a esta infraestructura.
El canal también ha influido en la organización de la villa y en la oferta de servicios turísticos. Se han habilitado embarcaderos, recorridos guiados y puntos de información sobre la historia de la infraestructura y su relación con la localidad. La presencia de este tramo navegable permite a los peregrinos complementar el recorrido a pie con una experiencia sobre el agua, integrando patrimonio histórico, funcionalidad hidráulica y paisaje natural en un solo itinerario.
Patrimonio arquitectónico y evolución histórica
Frómista, destaca por su riqueza arquitectónica, especialmente en el ámbito religioso. La iglesia de San Martín de Tours, construida en el siglo XI, es un ejemplo representativo del románico palentino. En su interior, la nave se divide en cinco tramos, cuatro de ellos de dimensiones similares y el quinto de mayor altura, que corresponde al crucero. En reconocimiento a su valor histórico y artístico, fue declarada Monumento Nacional el 13 de noviembre de 1894, y posteriormente incluida en el catálogo de Bienes de Interés Cultural (BIC).
La iglesia de San Pedro, construida entre los siglos XV y XVI, combina elementos góticos y renacentistas. El templo se estructura en tres naves divididas por pilares fasciculados que sostienen bóvedas de crucería estrellada con combados, organizadas en cinco tramos. Su fachada renacentista, atribuida a Juan de Escalante, presenta una portada de arco de medio punto flanqueada por columnas pareadas sobre un alto plinto, evocando elementos de los antiguos arcos de triunfo romanos.
La iglesia de Santa María del Castillo, declarada Bien de Interés Cultural en 1944, se levanta en la parte más alta de la villa, donde se encontraba el antiguo castillo que da nombre al templo. Construida a finales del siglo XV y principios del XVI, refleja el estilo gótico flamígero. Su estructura y ubicación la convierten en un referente histórico dentro del conjunto urbano de Frómista, integrando elementos arquitectónicos de gran relevancia cultural.
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La ermita del Otero, situada en un altozano que domina el paisaje de la localidad, es un edificio de una sola nave con trazado gótico, reformada en el siglo XVIII. En su interior conserva una escultura de la Virgen del Otero de estilo románico, datada en el siglo XIII. Esta combinación de elementos medievales y posteriores demuestra la evolución arquitectónica y religiosa de la villa.