Los acantilados siempre han llamado la atención. Son lugares donde la geología se muestra ante nuestros ojos, con paredes verticales que cuentan la historia de millones de años en sus rocas. Frente al mar o tierra adentro, estas formaciones son testigos de la fuerza de la naturaleza y de cómo el paisaje se transforma con el paso del tiempo.
En España vamos bien servidos de acantilados. De hecho, tenemos algunos de los más espectaculares de Europa. Están repartidos por todo el territorio y ofrecen paisajes muy distintos: desde los muros volcánicos de Canarias hasta los flysch vascos, pasando por los altos cortados gallegos o los perfiles abruptos del Mediterráneo. Algunos se disfrutan desde miradores, otros requieren excursiones en barco, y hay incluso uno que se esconde tierra adentro.