La criminalidad en Castilla-La Mancha creció en el primer semestre de 2025 un 2,4 por ciento, al pasar de 41.162 infracciones penales registradas entre enero y junio de 2024 a 42.155 en el mismo periodo de este año. Esta evolución contrasta con la tendencia nacional, donde los delitos se redujeron un 0,9 por ciento, hasta un total de 1,21 millones de hechos delictivos.
El Balance de Criminalidad publicado por el Ministerio del Interior revela que, aunque los delitos contra el patrimonio, es decir, hurtos, robos en domicilios y sustracción de vehículos, se reducen en varias provincias de la región, el aumento de los delitos sexuales y la cibercriminalidad elevan la estadística regional y se consolidan como los principales desafíos de seguridad en la comunidad autónoma.
El panorama de 2025 muestra una comunidad en la que los robos en viviendas descienden y los homicidios consumados caen un 42,8 por ciento, pero donde los delitos sexuales y el fraude online crecen de manera alarmante.
Así, los delitos sexuales se han incrementado un 17,4 por ciento respecto al mismo periodo de 2024, con picos en las provincias de Cuenca, donde crecen un 300 por ciento, y Ciudad Real, con un 35 por ciento más de delitos de índole sexual; mientras que las agresiones sexuales con penetración, violaciones, han aumentado en Castilla-La Mancha un 38,8 por ciento, pasando de 49 casos entre enero y junio de 2024 a 68 en lo que va de año.
Estafas informáticas
En cuanto a estafas informáticas y otros ciberdelitos, en Castilla-La Mancha crecen de forma notable en línea con el conjunto del país -un 3,4 por ciento nacional- y alcanzan el doble dígito en las principales ciudades, con especial incidencia en Toledo, donde aumentan un 53,1 por ciento; en Talavera de la Reina un 51,1; y en Cuenca 54 puntos.
Y es que de enero a junio las estafas informáticas han pasado de las 7.821 registradas en esos meses en 2024 a las 8.480 en los seis primeros meses de 2025, lo que supone un aumento del 8,4 por ciento. Si se atiende a otros ciberdelitos tipificados por el código penal, mientras que en el primer semestre de 2024 Castilla-La Mancha contabilizó 1.115, este 2025 la cifra asciende hasta junio a 1.344, un 20,5 por ciento más que en el mismo periodo del año anterior. En términos generales la cibercriminalidad ha crecido en la región un 9,9 por ciento, 6 puntos más que en el conjunto del país.
Un 15% más en una década
Para tener una radiografía global de la evolución de la criminalidad en Castilla-La Mancha es posible comparar los datos actualizados a fecha 30 de junio, con los que se registraron una década atrás, en 2015. A partir de los informes del Ministerio de Interior se deduce que los delitos han crecido en 10 años un 15 por ciento. La estadística del Ministerio de Interior también muestra que la criminalidad en Castilla-La Mancha ha cambiado de rostro en la última década. Mientras que en el primer semestre de 2015 se registraron 36.694 infracciones penales, en los seis primeros meses de 2025 la cifra ha aumentado hasta los 42.155; se han reducido los homicidios y los robos en domicilios, pero se han disparado los delitos sexuales y la cibercriminalidad.
Esto responde a que los patrones de criminalidad no son estáticos, sino que cambian atendiendo a factores sociales, tecnológicos, económicos y culturales. Así, el aumento de los delitos sexuales es consecuencia de una mayor denuncia y visibilidad gracias a movimientos sociales como ‘#MeToo’ que han logrado que más víctimas denuncien las agresiones que hace 10 años quedaban ocultas, además de una mayor concienciación social y cambios legislativos.
En 2015 se registraron 223 delitos contra la libertad sexual, frente a los 407 de 2025, lo que es aumento del 82,9 por ciento, y en el caso de las agresiones sexuales con penetración, violaciones, el crecimiento es aún más notable: de 29 casos en 2015 a 83 en 2025, lo que supone un incremento del 186 por ciento.
En esa línea ascendente en la última década también destaca la cibercriminalidad como consecuencia de la digitalización de servicios y prestaciones cotidianas, como las operaciones bancarias y comerciales a través de internet, además, a la luz de esta apuesta por lo digital se han organizado grupos criminales especializados en este tipo de delitos, como son los hackers expertos en estafas de phishing, cuando delincuentes se hacen pasar por entidades de confianza como bancos y empresas para engañar a los usuarios y hacerse con información confidencial, como contraseñas, datos bancarios o números de tarjetas; en ransomware, un hecho delictivo que consiste en secuestrar datos de un ordenador o teléfono personal y pedir un rescate a cambio de quitar esta restricción, o los fraudes en línea.
En 2015, los delitos cometidos en el ámbito digital apenas aparecían en las estadísticas. Diez años después, la cibercriminalidad representa ya más del 20 por ciento de las infracciones en algunas ciudades de la región. Las estafas telemáticas, fraudes online y delitos vinculados al uso de internet se han convertido en uno de los fenómenos en constante crecimiento.
En términos absolutos, se han reducido algunos de los delitos, como los homicidios dolosos y asesinatos consumados que han pasado de 8 en 2015 a 4 en 2025, es decir, se han reducido a la mitad. Los robos con fuerza en domicilios también descienden, de 2.583 casos en 2015 a 2.246 en 2025, caen un 13 por ciento, y la sustracción de vehículos baja un 8,4 por ciento, con 709 casos actuales frente a los 774 de hace una década.
Este descenso se refleja también en los robos con violencia e intimidación, que han caído en 15,6 puntos, y en los hurtos, con un descenso del 2,4 por ciento, lo que muestra una criminalidad patrimonial más contenida en la actualidad que en el pasado.
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