Los fieles del Partido Popular se agarraron ayer al refranero gallego, concretamente al “nunca choveu que non escampara”, cuando una hora antes del inicio del acto de apertura del curso político desfilaban en procesión por las sinuosas curvas que descienden hacia la carballeira de San Xusto con los paraguas como único estandarte.
Abajo, los más madrugadores esperaban ya en los soportales de la capilla o en el palco de la fiesta —ayer convertido en sala de prensa— a que cesara el chaparrón. Mientras, un ejército de voluntarios se afanaba recogiendo las sillas ya dispuestas para escuchar las intervenciones de Alberto Núñez Feijóo y Alfonso Rueda. Independientemente de que la lluvia terminase amainando, habría que atender a los discursos de pie. “Mellor, mellor”, respondía una atlética simpatizante cuando dieron la noticia, resguardada todavía del chaparrón, ante algún que otro suspiro masculino.
Conforme pasaban los minutos y alcaldes, ediles y otros cargos del partido iban arribando a este emplazamiento de Cerdedo-Cotobade, la lluvia fue remitiendo hasta el punto de que para la plana mayor del partido, con Feijóo y Rueda al frente, ya no caía ni una gota, lo que permitió que el acto transcurriese con normalidad. El alcalde del concello pontevedrés, Jorge Cubela, bromeó al respecto cuando dio la bienvenida al acto: “La lluvia no es impedimento. Llueve un poco para refrescarnos y después hacemos el acto“.
Más fresco se notaba también a Rueda sin la casaca amarilla y la barba de varios días que caracterizó su atuendo mientras las llamas teñían de negro los montes ourensanos. Durante su intervención esbozó incluso, que después de que los incendios cesaran, su mayor deseo durante estos días era poder, por fin, deshacerse de ambas.
El presidente de la Deputación pontevedresa, Luís López, sacó pecho por la reiterada elección de la provincia para la apertura del curso político. “Van muchos años demostrando que este humilde punto en el mapa es el centro de la política española. Gracias a la dirección de mi partido por depositar tanta confianza en nosotros”.
Feijóo recogió el guante y aseguró que recordaba bien cuando empezara esta tradición. “Estuvimos aquí cuando estábamos en la oposición. Muchos años mientras era presidente de la Xunta y ahora llevo cuatro años viniendo a Galicia para inaugurar el curso político nacional”, señaló. Un rito para los populares que Feijóo se comprometió a mantener si llega a Moncloa. “Volveré cuando sea presidente”, predijo.
A la espera de conocer si sus posibilidades se suscriben únicamente a las elecciones de 2027 o si media algún escándalo previo por parte del Gobierno para confirmar esta promesa, ayer, la fiesta terminó con las palabras del líder de la oposición. La ausencia de lluvia, que tanto lamentaron en Ourense las últimas semanas, no animó a los simpatizantes a explayarse antes de la comida, iniciando la procesión de regreso a los coches. Ahora ya sin paraguas.
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