MADRID, 19 Sep. (EDIZIONES) –
Cada vez vivimos más, pero no siempre mejor. La fragilidad, ese silencioso declive funcional que afecta a millones de personas mayores, puede ahora anticiparse con mayor precisión gracias a la genética y a la proteómica (estudio de las proteínas).
Actualmente, y según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el ritmo de envejecimiento de la población es mucho más rápido que en el pasado. Además, en 2030, una de cada seis personas en el mundo tendrá 60 años o más; por lo que no debemos dejar de lado el estudio de la fragilidad.
Precisamente, un ambicioso estudio publicado en ‘Nature Aging‘ revela cómo determinados marcadores genéticos y proteómicos pueden predecir con mayor precisión el riesgo de fragilidad asociada al envejecimiento. Realizado con más de 900.000 participantes del proyecto FinnGen y UK Biobank, los investigadores identificaron regiones del genoma vinculadas a variantes de la fragilidad y las validaron mediante el análisis de proteínas en sangre.
Se trata de una serie de hallazgos, según los autores, que permiten anticipar la pérdida de autonomía en las personas mayores, y que podrían impulsar nuevas estrategias de prevención personalizadas, con potencial para cambiar la forma en que la entendemos y gestionamos el proceso de envejecimiento.
QUÉ ES EXACTAMENTE LA FRAGILIDAD
Pero, ¿qué es exactamente la fragilidad y por qué es tan importante prevenirla? Charlamos sobre este asunto con el presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) Paco Tarazona quien explica que se trata de un síndrome geriátrico descrito por Linda Fried en el año 2001, y que se caracteriza por una disminución de la reserva fisiológica.
“La fragilidad incrementa la vulnerabilidad antes factores internos y externos, lo que conlleva a un incremento del riesgo de otros síndromes geriátricos como las caídas, a un aumento del consumo de recursos sanitarios y sociales debido al incremento del riesgo de hospitalizaciones, y de institucionalizaciones en residencias”, relata, al tiempo que indica que ésta ocasiona un mayor riesgo de mortalidad.
SÍNTOMAS DE FRAGILIDAD Y CÓMO PREVENIRLA
Remarca este especialista durante una entrevista con Europa Press Salud Infosalus que la fragilidad se presenta como una pérdida involuntaria de peso, alteraciones funcionales, dificultad para caminar, o disminución de la fuerza muscular, así como una reducción de la participación en actividades de la vida diaria, y de percepción de fatiga constante.
Con ello, pedimos al presidente de la SEGG si existe alguna vía o consejo para intentar prevenirla o tratarla, señalando que se asocian intervenciones multimodales que incluyen una dieta adecuada, con un correcto aporte proteico, antioxidantes, y vitamina D, así como la práctica de ejercicio físico regular, tanto de resistencia como de potencia muscular, adaptado; y todo esto adaptado a las características individuales de cada mayor.
Además, el doctor Paco Tarazona habla de un mayor estímulo social para evitar la presencia de soledad no deseada, así como la percepción de aislamiento y de evaluaciones geriátricas periódicas para monitorizar adecuadamente las enfermedades presentes, aparte de posibles deficiencias nutricionales, y la presencia de otros síndromes geriátricos que puedan influir negativamente sobre las medidas implementadas, y que requieren a su vez de abordajes terapéuticos específicos.