Desde que existe el concepto de propiedad, han existido también los intentos de aprovecharse de la confianza ajena para enriquecerse de manera ilícita. Pero pocas estafas han alcanzado tanta notoriedad y persistencia como el esquema Ponzi, un fraude que, a pesar de haber sido desenmascarado hace más de un siglo, sigue reinventándose y atrapando constantemente a nuevas víctimas en todo el mundo.
¿Por qué este fraude sigue siendo tan efectivo? La respuesta está en la combinación de ambición + ingenuidad + confianza: el esquema Ponzi promete lo que todos desean: rendimientos altos, seguros y sin esfuerzo. Y precisamente por eso, incluso personas cultas y experimentadas, así como grandes instituciones financieras, han caído en la trampa.
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Qué es un sistema piramidal
El esquema Ponzi es una variante del sistema piramidal, un mecanismo en el que el mantenimiento de los beneficios de los participantes dependen de que otras personas ingresen después.
En un sistema piramidal puro, cada nuevo miembro paga una cuota o hace una inversión inicial, y quienes lo reclutaron reciben un porcentaje de ese dinero. Así, los primeros en entrar obtienen ganancias, mientras que la mayoría de los que llegan tarde terminan perdiéndolo todo.
La clave está en que no hay un producto o servicio real que sustente el sistema. Solo hay una transferencia de dinero de los nuevos a los antiguos. Matemáticamente, el esquema es insostenible: tarde o temprano se agotan las personas dispuestas a entrar.
Por qué se llama ‘esquema Ponzi’
El nombre se debe a Charles Ponzi, un inmigrante italiano que en 1919 ideó un sistema que lo haría mundialmente famoso. Ponzi decía que había descubierto una forma ingeniosa de ganar dinero gracias a unos cupones postales internacionales, que servían para pagar gastos de envío en distintos países. Según él, podía comprarlos en lugares donde eran baratos y luego canjearlos en Estados Unidos por un valor mayor, obteniendo así una ganancia rápida y segura.
En la práctica, nunca llevó a cabo esa operación. Simplemente, utilizaba el dinero de los nuevos inversores para pagar a los anteriores. Sus promesas eran irresistibles: un 50 % de beneficio en 45 días o 100 % en 90 días. Durante meses, la ilusión funcionó. Miles de personas invertían sus ahorros y reinvertían los intereses para seguir ganando más. En su punto máximo, Ponzi estaba recaudando cerca de un millón de dólares al día (una cifra colosal en los años veinte).
Finalmente, la falta de sustento económico real salió a la luz, y el esquema colapsó. Ponzi fue arrestado, pero su apellido quedó para siempre ligado a este tipo de fraude.
Características del esquema Ponzi: cómo funciona
El esquema Ponzi suele ser más sofisticado que un sistema piramidal abierto, ya que no siempre requiere que los inversores recluten a otros. El estafador se presenta como un gestor que ‘hace crecer’ el dinero mediante un secreto comercial o una estrategia exclusiva.
Las características más comunes son:
- Rentabilidad alta y estable: mientras las inversiones legítimas suben y bajan, un Ponzi promete rendimientos constantes, sin importar el contexto económico.
- Pago inicial verdadero: los primeros inversores suelen recibir su dinero más los supuestos intereses, lo que les lleva a recomendar la inversión a familiares y amigos.
- Opacidad: la estrategia se presenta como “confidencial”, o como “demasiado compleja” para ser explicada.
- Carisma del estafador: la confianza se construye sobre la reputación personal o institucional del promotor.
- Efecto bola de nieve: a medida que crece la confianza, se atraen más inversores y más dinero, lo que permite mantener la farsa durante años.
- Colapso inevitable: cuando los retiros superan los nuevos ingresos, la pirámide se derrumba, dejando tras de sí pérdidas multimillonarias.
En esencia, es una ilusión contable: los estados de cuenta muestran ganancias que nunca existieron.
Madoff, el mayor esquema Ponzi de la historia
El caso más emblemático es el de Bernard L. Madoff, un financiero neoyorquino que fue incluso presidente del Nasdaq y gozaba de gran prestigio en Wall Street.
Durante más de 30 años, Madoff atrajo miles de millones de dólares en inversiones. Lo curioso es que sus promesas no eran desmesuradas: ofrecía rendimientos anuales estables de alrededor del 10 %, creíbles y atractivos para inversores institucionales.
Entre sus víctimas estuvieron grandes bancos, fondos de pensiones, organizaciones benéficas e incluso celebridades. Madoff cultivaba una imagen de filántropo respetable, lo que reforzaba la confianza en su operación.
En 2008, la crisis financiera global desencadenó una avalancha de solicitudes de retiro de dinero. Como no existía inversión real, el castillo de naipes se vino abajo. Se reveló que el fraude alcanzaba los 65.000 millones de dólares, la mayor estafa individual de la historia.
Madoff fue arrestado, juzgado y condenado a 150 años de prisión. Murió en 2021, dejando tras de sí un ejemplo monumental de cómo la avaricia y la confianza ciega pueden destruir fortunas y vidas.
Otros ejemplos de fraude con esquema Ponzi
Aunque Ponzi y Madoff son los nombres más conocidos, la lista de casos es larga y global:
MMM (Sergey Mavrodi, Rusia – 1990s)
Una de las mayores estafas de la historia de Europa del Este. Sergey Mavrodi prometía retornos gigantescos en poco tiempo mediante supuestas inversiones bursátiles. Entre 5 y 10 millones de personas se vieron afectadas en Rusia. Tras su caída en los 90, MMM reapareció más tarde en versiones digitales y llegó a expandirse a India, Nigeria y otros países, usando Internet como plataforma de captación.
Zeek Rewards (EE. UU., 2011-2012)
Fue un “programa de subastas de centavos” que supuestamente generaba enormes beneficios, que funcionaba casi exclusivamente por Internet, atrayendo a gente con marketing agresivo y promesas de ingresos pasivos. Los participantes ganaban puntos que podían canjear o reinvertir, muy al estilo piramidal. Al final, estafaron alrededor de 600 millones de dólares a unas 900.000 personas de más de 100 países.
BitConnect (2016-2018)
Se presentaba como una plataforma de inversión en Bitcoin con un sistema de ‘préstamos’ y un algoritmo ‘secreto’ de trading. Era totalmente digital, con comunidad en YouTube y redes sociales.
Llegó a tener una capitalización de mercado de más de 2.500 millones de dólares antes de colapsar: su token (BCC) se desplomó en cuestión de días, dejando pérdidas millonarias.
PlusToken (2018-2019, Asia)
Se trataba de una supuesta ‘billetera’ de criptomonedas que ofrecía retornos por staking e inversión. Se considera una de las mayores estafas cripto de la historia: recaudó alrededor de 2.000 millones de dólares en BTC, ETH y EOS. Usó apps móviles y redes sociales para captar sobre todo a inversores chinos y surcoreanos.
Allen Stanford / Stanford International Bank (2009)
Prometía altos intereses en certificados de depósito de su ‘banco offshore’ en Antigua. Realmente, una estafa de más de 7.000 millones de dólares. Stanford fue condenado a 110 años de prisión. Aunque no era digital, fue uno de los mayores fraudes financieros del mundo después del de Madoff.
Estos casos demuestran que el esquema Ponzi no tiene época ni fronteras: aparece donde haya gente dispuesta a creer en la promesa de dinero fácil.
Cómo detectar este tipo de fraude
Existen señales claras que permiten identificar o al menos sospechar de un esquema Ponzi:
- Rentabilidades demasiado buenas para ser verdad: ninguna inversión legítima ofrece beneficios altos y garantizados de forma continua.
- Explicaciones vagas o secretas: si el gestor no puede explicar claramente cómo se generan los beneficios, hay motivos para dudar.
- Falta de supervisión: muchos esquemas Ponzi se desarrollan fuera del radar de los reguladores financieros.
- Presión para reinvertir: se incentiva a los inversores a no retirar sus ganancias, lo que retrasa el colapso del sistema.
- Testimonios de confianza: cuando amigos, familiares o personas respetadas respaldan el sistema, la estafa se vuelve más convincente.
La mejor defensa es la educación financiera. Antes de invertir, conviene hacerse algunas preguntas fundamentales:
- ¿Quién regula esta inversión?
- ¿Qué riesgos se asumen?
- ¿Por qué alguien ofrecería un retorno seguro y superior al del mercado?
En el mundo de las finanzas, la regla de oro se mantiene: si algo parece demasiado bueno para ser verdad, probablemente no sea verdad.
Imágenes | Marcos Merino mediante IA
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