El huracán Gabrielle ya viene de camino a España. La AEMET llevaba unos días avisando que podría ocurrir y ya no parece haber apenas lugar a dudas. Posiblemente su llegada se produzca el domingo, aunque ya no será un huracán, sino una borrasca que traerá lluvias y viento a medida que se desplace por nuestro país. Básicamente, lo que suele ocurrir cuando un huracán se acerca a aguas españolas.
Actualmente, el huracán Gabrielle se está desplazando hacia las islas Azores. Todavía se considera un huracán, pero ya ha descendido hasta categoría 1, la menos destructiva, e incluso ha perdido su característico ojo. Por lo tanto, para cuando llegue a España, posiblemente a través del golfo de Cádiz, será ya una borrasca.
Esto, en realidad, es lógico. Los huracanes necesitan agua caliente para mantenerse. Dicho a muy grosso modo, el agua caliente del océano es el combustible para mantener encendidos sus motores. Es cierto que las aguas en torno a España han aumentado mucho su temperatura en los últimos años; pero, por suerte, aún no han llegado a los niveles necesarios para mantener activo un huracán. Al menos de momento. No podemos saber qué ocurrirá en el futuro. Por ahora, el huracán Gabrielle no nos traerá destrucción, pero sí una serie de cambios en el tiempo que debemos tener en cuenta.
¿Cómo se formó el huracán Gabrielle y por qué se está apagando?
Un huracán es un ciclón tropical. Es decir, una circulación cerrada de aire que gira alrededor de un centro de muy baja presión. Normalmente, cuando la velocidad de los vientos es menor o igual a 62 km/h se conoce como depresión tropical. Cuando los vientos alcanzan velocidades de 63 a 117 km/h se llaman tormenta tropical y al superar los 118 km/h es cuando podemos empezar a hablar de un huracán. Este término se usa en el Atlántico norte, el Caribe o el Pacífico nororiental. En cambio, si se da en el Pacífico noroccidental, se hace referencia a un tifón.
Sea como sea, tanto el huracán como el tifón tienen características que los hacen únicos, como la existencia de un ojo o zona de calma alrededor de la que gira el viento. También coinciden en que mantienen su intensidad al nutrirse con aire húmedo. Por eso, solo se forman en regiones con aguas muy calientes, normalmente por encima de los 26 ºC. Esta es la temperatura necesaria para que haya suficiente evaporación para nutrir al huracán de humedad.
En el caso del huracán Gabrielle, se formó el 17 de septiembre en aguas del Atlántico tropical. Después, el 19 de septiembre, se desplazó hacia el nordeste, alimentándose de agua caliente a su camino. Esto hizo que ascendiese rápidamente hacia la categoría 4, bajo la que se catalogan huracanes muy destructivos, con velocidades de entre 210 y 251 km/h. Solo hay una categoría por encima de esa.
A medida que se ha ido acercando a las Azores, el huracán Gabrielle se ha encontrado con aguas cada vez más frías. Por eso, está perdiendo intensidad, situándose ya en categoría 1.
Trayectoria del huracán Gabrielle. Crédito: Eltiempo.es
¿Qué pasará cuando llegue a España?
Una borrasca es también una región de baja presión, aunque en su caso no necesita agua caliente para alimentarse. Más bien, toma intensidad por la diferencia de temperaturas entre dos capas de aire. El aire cálido, menos denso, asciende y crea una área de baja presión. Abajo habrá menos aire y por lo tanto se ejerce menos presión. Una vez que asciende a lugares donde la temperatura es más baja, ese aire cálido se enfría, produciéndose una condensación que propicia la formación de condiciones climáticas adversas, como lluvias, vientos fuertes y tormentas.
A veces, una borrasca puede formarse directamente por el debilitamiento de un huracán que pierde su ojo y deja solamente esa zona de baja presión con aire ascendente y eventos meteorológicos adversos. Es lo que posiblemente ocurrirá en España a partir del domingo. Según ha explicado en un comunicado el portavoz de la AEMET, Rubén del Campo, el ex huracán Gabrielle, ya convertido en borrasca, dejará posiblemente mal estado de la mar, viento intenso y lluvias, sobre todo en el oeste peninsular.
Por otro lado, desde eltiempo.es señalan que algunas previsiones indican que la borrasca podría acercarse más al norte y adentrarse desde la costa portuguesa hacia el interior peninsular. Habrá que esperar para saber qué ocurre exactamente. De momento, parece que ya es casi seguro que tendremos los últimos coletazos del huracán Gabrielle en nuestro país; pero que, como cabía esperar, ya no será un huracán. Los efectos concretos de su paso los iremos sabiendo con más seguridad a medida que se acerque el día de su llegada.