El verano en que me enamoré, la serie de Prime Video que causa sensación, es un fenómeno como pocos en la plataforma. No solo porque después de dos años de pausa, estrena una tercera temporada, que ya está entre los contenidos más vistos del servicio de streaming. También, debido a que más allá de ser la adaptación de la trilogía superventas de Jenny Han, lo cierto es que la historia encontró su propio público. De modo que la serie, cumple con creces el difícil reto de satisfacer tanto a los lectores como a los espectadores.
Algo que la producción parece tener muy claro. De hecho, el estreno de la nueva entrega usa sus dos episodios iniciales que como una carta de presentación sólida para el cierre de la historia. Algo que brinda contexto y un resumen más o menos rápido de todo lo acontecido hasta entonces. De modo que, aunque la serie sigue la estructura de adaptar cada libro de la trilogía en una temporada distinta, su trama no resulta complicada de entender.
En este caso, corresponde a Siempre nos quedará el verano (2011), el desenlace literario de la saga. Lo que implica cerrar no solo la historia del triángulo amoroso central, sino también, el universo de la saga. El verano en que me enamoré lo logra, al mantener el equilibrio entre homenajear al material de origen y aportar giros propios. Además, actualizando un texto publicado hace más de una década.
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Para quienes siguen el recorrido televisivo, la sensación es clara: la espera no fue en vano. El tono juvenil y emocional de la serie se mantiene. Pero con una madurez añadida que corresponde al crecimiento de los personajes y de su público. Así, la temporada comienza dejando claro que busca satisfacer tanto a los fans de siempre como a quienes llegan solo por la serie.
El amor es la respuesta en ‘El verano en que me enamoré’
Uno de los factores que explica la popularidad de El verano en que me enamoré es su capacidad de conectar con distintas generaciones. Aunque la historia sigue a Belly (Lola Tung) desde su adolescencia, el alcance va más allá de la audiencia joven. El triángulo amoroso que la involucra con Conrad (Christopher Briney) y Jeremiah (Gavin Casalegno) ha logrado que muchos espectadores lo vivan como un escape. Incluso aquellos que ya superan la edad de los protagonistas.
En TikTok abundan los videos irónicos que muestran a millennials identificándose con Belly. Eso, a pesar de que en la ficción ella apenas empieza a experimentar la vida adulta. Esa mezcla de nostalgia y fantasía romántica ha sido clave para convertir a la serie en un fenómeno cultural. No se trata solo de drama adolescente. También es un retrato de deseos universales: ser amado, pertenecer a un lugar y tener un verano que marque la memoria.
El entusiasmo alrededor de la serie ha sido tal, que convirtió a sus protagonistas en celebridades instantáneas. E incluso, en obsesión mundial. De ahí que Prime Video haya tenido que intervenir en redes sociales. Todo para recordar que los personajes son ficción, pero los actores que los interpretan son reales. La pasión de los fans ha sido tan intensa que en ocasiones traspasa los límites. Algo que demuestra el impacto emocional del relato en su audiencia.
Un fenómeno que arrasa en todas las edades
Jeremiah (Gavin Casalegno) and Belly (Lola Tung) in THE SUMMER I TURNED PRETTY Photo: Erika Doss © AMAZON CONTENT SERVICES LLC
Más allá de los enredos románticos, El verano en que me enamoré cuenta con un arsenal de elementos diseñados para enganchar. Una casa veraniega que parece sacada de una postal, personajes idealizados hasta lo imposible y una banda sonora plagada de temas de Taylor Swift. Por lo que además del atractivo indudable de la historia central, la idea de que el amor todo lo vence, parece ser el centro de todo lo que ocurre en la producción.
Lo curioso es que, según datos de la empresa de análisis Luminate, no son las adolescentes quienes más consumen la ficción, sino mujeres de entre 25 y 54 años. Esto explica en parte el tono escapista. Para muchas espectadoras, la serie es un refugio donde se permiten sentir como si volvieran a tener 16 años. En esencia, porque el argumento no busca hacer más complejo un conflicto entre parejas, sino más emotivo y conmovedor.
Así que las decisiones de los personajes se definen casi por completo a través de sus relaciones sentimentales. Cambiar de universidad, perdonar engaños o definir el rumbo vital en función del amor. Por supuesto, ese enfoque, aunque atractivo para el público, reduce la complejidad de sus protagonistas y convierte el triángulo amoroso en el único motor de la trama. Pero en el caso de El verano en que me enamoré, eso no parece importar demasiado.
Una trama ideal para pasar el rato
Los primeros capítulos de esta temporada nos muestran un panorama aparentemente idílico. Belly está en una relación feliz con Jeremiah, Steven (Sean Kaufman) tiene una dinámica casual con Taylor (Rain Spencer), y Conrad parece encaminar su futuro académico en Stanford. Pero como era de esperar, las cosas no permanecen estables por mucho tiempo. Belly descubre una traición de Jeremiah durante las vacaciones de primavera. Más adelante, Steven sufre un accidente automovilístico que complica todo, y Conrad pierde su trabajo, lo que desestabiliza su aparente tranquilidad.
Lo interesante es que a pesar de que algunos de estos sucesos no aparecen en las novelas, la trama logra mantener la esencia del relato literario. Por lo que la producción se permite aquí licencias que amplían las tramas secundarias y refuerzan la construcción coral de la historia. Para los espectadores que conocen los libros, estos cambios son un incentivo para seguir viendo, pues no saben exactamente qué ocurrirá. En cambio, los que llegan sin referencias previas disfrutan de un drama fresco, lleno de imprevistos, que además resulta apasionante a su manera.
De modo que El verano en que me enamoré no pretende ser un retrato realista de la vida universitaria ni de la juventud, sino un drama romántico escapista que abraza sus clichés y los potencia. Mucho más, que recuerda que el melodrama — mucho más, adaptado para una nueva generación — es territorio seguro para la fantasía y la diversión. Algo que sin duda brinda al nuevo fenómeno de Prime Video todo su encanto.
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