Otra característica es el uso de la tecnología: el reciclaje, el reúso, el hackeo, la creatividad para hacer cosas fascinantes con la basura que nos dejan, como comunidades con sus propias líneas telefónicas celulares casi sin costo. El mundo podría darse cuenta de que es posible vivir de otra manera, que no necesitamos tanto y que podemos acceder a las mismas cosas porque tenemos más recursos e imaginación.
“En nuestros países, donde surge la precariedad, resulta que sabemos responder y sobrevivir en comunidad”.
WIRED: Tus libros son de cuentos y mencionas la rebeldía y la comunidad. ¿Hay una suerte de rebeldía en el formato que eliges para contar tus historias?
Gabriela Damián Miravete: La ciencia ficción siempre ha tenido una vocación de ruptura. Mi elección del cuento no es tanto una rebeldía mía, sino una conformación con una tradición con la que crecí leyendo: el clásico cuento de ciencia ficción marginal que se publicaba en revistas, fanzines y antologías, como los de Ray Bradbury o Ursula K. Le Guin. A eso se suma la tradición del cuento latinoamericano.
En el fondo, hay una forma de narrar cercana a la oralidad. Aunque mis cuentos son muy literarios en su lenguaje y estructura, intentan conservar ese espíritu de los relatos contados alrededor del fuego: contener sabiduría para la vida cotidiana y aprender de nosotros mismos a partir de la imaginación y la construcción mitológica.
WIRED: Tus protagonistas son “mujeres autónomas que confabulan para ingeniar máquinas y conjuros de libertad”. Mezclas tecnología y magia. ¿Son dos lenguajes para un mismo fin, que es transformar la realidad y proponer formas alternativas de justicia?
Gabriela Damián Miravete: Sí, son dos aproximaciones a nuestra agencia y a nuestro deseo de modificar la realidad. La búsqueda de la magia tiene el mismo origen que la ciencia: probar maneras de conocer la realidad para ver cuál nos da lo que necesitamos. Los seres humanos somos seres espirituales; conocer la superficie de Marte o tener vacunas es maravilloso, pero también tenemos una búsqueda muy activa del significado.
Cuando nuestra mente se cansa de conocer la realidad a través de los datos duros, intentar una epistemología distinta puede llevarnos a un resultado creativo. Si alguien tira el I Ching para tomar una decisión, me parece que está siendo responsable y buscando diferentes medios para decidir de la mejor manera. La literatura de ciencia ficción permite poner a dialogar esos sistemas de conocimiento —el racional y el intuitivo— y ver qué sabiduría surge de ese choque o conversación.
WIRED: Mencionas el “acto colectivo”. ¿Por qué es fundamental la comunidad para que estas mujeres puedan desafiar las catástrofes que enfrentan?
Gabriela Damián Miravete: Uno de los condicionamientos más crueles del sistema económico bajo el que vivimos es el individualismo. Olvidamos que somos producto de una comunidad y le debemos afecto y lealtad. Para mí, la colectividad es fundamental. Me interesa ofrecer narrativas comunitarias donde se dialoga y se construye para el bien común, en lugar de centrarse en el “viaje del héroe” individual.
En la comunidad es donde resolvemos nuestros duelos más importantes y nuestras alegrías más plenas, como elaborar el dolor colectivo de vivir en un país como México. La creación literaria misma no viene de la nada, sino de un montón de conversaciones, experiencias y cuidados. Recuperar la experiencia colectiva es fundamental en un momento en que se dice que la empatía es dañina. Yo creo que la comunidad, la empatía y la solidaridad son justo lo que nos va a seguir salvando.
WIRED: Hablas de un “mundo compartido y horizontal” donde los humanos no son la cúspide, dando protagonismo a gatos, montañas y flores. ¿Qué desafíos narrativos y filosóficos encontraste al descentralizar la perspectiva humana?
Gabriela Damián Miravete: Es un desafío muy grande. En estos cuentos siento que apenas empecé a darme cuenta de que es necesario construir esas herramientas para comunicarnos con los gatos, las montañas, las flores. Requiere una escucha muy atenta y una observación afectuosa del mundo.