En las últimas semanas, hay usuarios que se han quejado en redes sociales y en comunidades como Reddit de haber sufrido fallos en sus SSD tras actualizar Windows 11. En concreto, tras instalar las actualizaciones KB5063878 y KB5062660. Los problemas, centrados en unidades con controladores del fabricante Phison, provocaban corrupción de datos y SSD que directamente dejaban de ser reconocidos por la UEFI de sus equipos.
Una de estas actualizaciones, la de seguridad, podía desinstalarse, mientras que la otra, acumulativa, no daba esa opción. El problema para los usuarios que dicen estar sufriendo estos efectos en sus PC es que tanto Microsoft como Phison afirman que no tienen pruebas del fallo.
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Sin pruebas del problema tras 4.500 horas. Ante las quejas de los usuarios, Phison fue el actor que dio el primer paso. En un comunicado, explicaron que han realizado pruebas durante 4.500 horas acumuladas. Tras 2.200 ciclos de pruebas, según mencionan “no fueron capaces de reproducir el mencionado problema”. Además, contaban que ningún socio o cliente les ha informado de estos fallos.
Y no es menor, porque entre ellos se encuentran fabricantes de SSD como Crucial o Western Digital, que utilizan ampliamente sus controladores.
Microsoft tampoco encuentra evidencias. Tras conocer los problemas, Microsoft anunció que abriría una investigación. Sin embargo, después de llevarla a cabo, ha comunicado algo similar al fabricante: “Tras una investigación exhaustiva, Microsoft no ha encontrado ninguna relación entre la actualización de seguridad de Windows de agosto de 2025 y los tipos de fallos de disco duro reportados en las redes sociales”. Muchos usuarios están respondiendo que Microsoft nunca reconocería algo así. La realidad es que en el pasado sí lo han hecho de forma pública.
El caso de la actualización de octubre de 2018. A finales de 2018, Microsoft estaba desplegando su segunda gran actualización del año para Windows 10 cuando algunos usuarios comenzaron a informar de que algo grave pasaba en sus equipos: el sistema estaba borrando archivos. La primera solución de Microsoft fue “minimizar el uso del dispositivo afectado” y llamar a soporte. La compañía retiró la actualización, luego la relanzó con más problemas, y hasta abril no recibió una actualización acumulativa que los solucionaba. Es una gran prueba de que cuando ha ido muy mal y hay constancia, en Redmond han actuado.
Pero algo hay. Si de verdad estuviéramos ante un problema muy extendido, millones de equipos tendrían su unidad SSD corrompida o dañada. Y no es la realidad que reflejan las redes sociales. Lo que sí existe son usuarios y youtubers que están exponiendo un problema con sus SSD y Windows 11, mencionando configuraciones específicas y reproduciendo los fallos con algunas unidades. Habrá que esperar a ver si alguna de las partes da con la tecla de qué puede estar detrás del mal funcionamiento de los SSD, aunque no sea extendido.
Imagen | Generada con IA
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