El también periodista, autor de ¿Hay vida en la tierra? (Almadía, 2012), explica que existen más de 20 millones de personas en el mundo dedicadas a programar y que, por ahora, tienen su trabajo asegurado porque la IA genera mucho dinero. Pero de todos ellos, solo 220 manejan los códigos LLM, que son sistemas de lenguaje de gran tamaño donde se asientan chatbots como ChatGPT. “Esa élite”, asegura, “gana más que un beisbolista de la Serie Mundial de Estados Unidos. Así que son expertos en número y códigos sin consideraciones sociales. […] Se trata de una inteligencia supremacista que va a aumentar la brecha entre ricos y pobres”.
El texto toca el terreno personal, con lecturas y anécdotas del pasado; es una reflexión acerca de lo que se ha calificado como “desarrollo tecnológico” para la humanidad, desde una crítica filosófica y literaria, que cuestiona la oposición radical entre un consumidor acrítico y un enemigo del progreso, “como si prevenir contra sus excesos y abusos implicara repudiarlo por completo”, puntualiza.
Villoro cuenta lo siguiente en su libro: “En 2019 asistí a las clases de Alex Stamos en la Universidad de Stanford. Experto en encriptamiento y programación, Stamos renunció a su puesto como encargado de seguridad de Facebook, en protesta por la venta de datos personales al gobierno ruso, y ha dirigido un laboratorio de hackeo que suele triunfar en competencias universitarias. Stamos daba por sentados los beneficios de la tecnología para concentrarse en los temas que le interesaban. Estados Unidos hackeó el proyecto de armas atómicas de Irán; en respuesta, Irán hackeó los casinos Sands en Las Vegas, cuyo dueño había sugerido que se lanzaran misiles preventivos en el desierto iraní. […] La nueva guerra mundial no ha sido declarada, pero ya sucede en el ciberespacio”.
12 libros de no ficción para descifrar la inteligencia artificial (y el mundo actual)
En este Día del Libro, WIRED en Español selecciona las lecturas de no ficción recién llegadas a las librerías (y un par de clásicos) que todo entusiasta de la tecnología, la ciencia y la política debería conocer para navegar el futuro que ya está aquí.
El autor comenta que todo acontece con tanta rapidez que sus opiniones recientes alrededor de la IA ni siquiera aparecen en su libro. Una de sus preocupaciones es que este modelo continúe sustituyendo numerosos trabajos. “En nuestro campo ya lo está haciendo. Los escritores vivimos de cosas que tienen que ver con la cultura de las letras como la traducción, muy bien desempeñada por inteligencia artificial, la escritura de un guion, que ya puede hacer en un 80%, o el periodismo fáctico”. Dice que ya hay estudios sobre los periódicos actuales y que, la mayoría, se pueden hacer con el 20 o 30% del personal actual para delegar lo demás a la IA.
Su llamado es a crear conciencia sobre las tremendas consecuencias sociales y medioambientales que estos modelos están desencadenando sin ninguna responsabilidad social ni regulación política.
“Por cada cien palabras que tecleamos en ChatGPT se necesita una bolillita de agua para enfriar el mecanismo. Es un impacto ecológico brutal. Solemos pensar que la tecnología digital es etérea. Hablamos de la nube como si estuviera flotando entre ángeles, y la nube es un changarro gigante profundamente contaminante”. Entonces, insiste, “defenderse es una cuestión social no es una cuestión técnica, porque técnicamente la mayoría de nosotros ya somos sustituibles”.