Google Pixel ha llegado a México en un movimiento que se anticipaba desde hace tiempo. A pesar de ser un mercado dominado por marcas como Samsung, Apple, Motorola y una fuerte presencia de competidores chinos, Google ha decidido que es el momento de entrar de lleno. Según Brennan Mullin, VP de Dispositivos y Servicios de Google, esta decisión no fue al azar, sino el resultado de un análisis exhaustivo. “Evaluamos muchos criterios antes de entrar a un mercado,” dijo Mullin, en entrevista con WIRED en Español. “México cumplía con todos: el segmento premium está creciendo, la marca Google es muy fuerte aquí y hay una demanda acumulada por el producto”.
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Mullin no se refiere a la entrada como un simple lanzamiento, sino como un compromiso total para el mercado mexicano, con la meta de ofrecer una experiencia completa. El Pixel 10 incorpora de manera nativa funciones avanzadas de IA, potenciadas con un procesador llamado Google Tensor G5. Este chip desarrollado en colaboración con DeepMind promete ser el más poderoso hasta la fecha y permite ejecutar tareas complejas de IA directamente en el dispositivo.
Fotografía: Julian Chokkattu
Hace casi una década, Google anunció el primer teléfono Pixel en un evento en San Francisco. Cuando el CEO de Alphabet, Sundar Pichai, subió al escenario ese día, habló de la transición de mobile-first a AI-first. “Creo que las computadoras deberían adaptarse a cómo las personas viven sus vidas, en lugar de que las personas tengan que adaptarse a las computadoras”. Esa visión todavía está vigente en el teléfono Pixel, que ahora está en su décima generación.
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La estrategia de la IA y el ecosistema
La estrategia de Google para el mercado mexicano no es solo competir. Es mejorar el ecosistema en general. La empresa busca ganar su cuota de mercado, pero también ser un referente de lo que la inteligencia artificial (IA) puede lograr en un teléfono. “Queremos ganarnos ese derecho,” comentó Mullin. “Si podemos actuar como un ejemplo de lo que se puede hacer con Gemini, y otros quieren hacerlo, creo que eso también es algo genial. Es una alternativa para los consumidores”.
En este contexto, la IA en el dispositivo es la gran protagonista. Cuando se le preguntó sobre la función más importante, Mullin destacó la fotografía asistida por IA y la traducción en vivo. La primera permite a los usuarios lograr composiciones y ediciones complejas que antes requerían una cámara DSLR o conocimientos avanzados. La segunda tiene el potencial de romper las barreras de comunicación entre personas que hablan diferentes idiomas, un punto particularmente relevante en la región.
Un compromiso de siete años y el público objetivo
Un pilar fundamental de la estrategia de Google es la confianza y el soporte a largo plazo. Para el Pixel 10 en México, la empresa ha prometido siete años de actualizaciones de software y seguridad, lo que proporciona a los usuarios una gran tranquilidad y una vida útil prolongada del dispositivo.
Aunque la marca busca resonar con un amplio público, el objetivo inicial de marketing se centra en los millennials. Mullin explicó que este segmento demográfico tiene un tamaño atractivo y una afinidad natural con las marcas premium y los influencers que representan al Pixel. Sin embargo, esperan que el teléfono, con su amplio atractivo, llegue a muchas más personas.
La lección más importante
Cuando se le preguntó sobre el mayor desafío para este lanzamiento, Mullin no mencionó barreras logísticas o regulatorias, sino el compromiso interno. El mayor obstáculo fue asegurarse de que las “condiciones fueran las correctas”, lo que significa que la empresa estaba lista para comprometerse completamente con el mercado en todas sus facetas: mercadotecnia, distribución, soporte postventa y la experiencia del usuario.
“El mayor obstáculo que superamos fue básicamente decir que este es un lugar en el que tenemos que estar,” afirmó Mullin. “Hicimos el caso de negocio basándonos en el ‘amor por la marca’ que ya existe en el país. Sentí en cada punto de contacto que no había obstáculos, lo cual es muy gratificante”.
La visión de Mullin es clara: Google no está en México para probar suerte. Viene con una estrategia bien definida, un producto centrado en la IA y un compromiso a largo plazo para ganarse a los consumidores mexicanos.